Del bautizo al chorreo





Pedja Mijatovic bajó al vestuario de Zorrilla y al de Mestalla con el mismo gesto de decepción y con el mismo mensaje. En Valladolid fue por propia iniciativa y en Valencia por orden de un presidente, Vicente Boluda, harto de que en su ciudad natal no se parara de cantar aquello de “eo, eo, eo, esto es un chorreo”. Pasará a la historia por su célebre sentencia en los días previos al partido contra el Liverpool y aunque no tenga culpa de la eliminación de su equipo, desde luego si no hubiera tenido ese dichoso momento de lucidez ante los micrófonos, en Canaletas la famosa frasecita no sería ‘número uno en ventas’.

Así que después de la dolorosa derrota ante el Valencia, la plantilla sólo disfrutó de un día de descanso porque Boluda le dijo a Mijatovic que qué era eso de tener dos días libres. Sé que no es un drama que un imprevisto te cambie tu agenda de la semana y que palmes un día de vacaciones o que te cambien la libranza (le pasa a un gran porcentaje de los mortales). Adonde quiero ir y al debate que les quiero trasladar es si es correcto que un presidente altere los planes previstos con antelación (en teoría pase lo que pase) previstos por los responsables deportivos.

Además, no siempre se consiguen alterar. Cuando Mijatovic le dijo a Schuster en Pucela (les recuerdo que esa misma semana el Real Madrid había sido eliminado de la Copa por el Real Unión) la conveniencia de que por imagen el equipo se entrenara al día siguiente, el alemán le mandó a esparragar. Después se filtró de forma interesada que Schuster celebraba al día siguiente en Salamanca el bautizo de su hija Victoria (que finalmente fue un mes después) para echarle otro montón de arena encima y darle otro empujoncito más hacia el precipicio. Finalmente se convocó en Valdebebas un entrenamiento voluntario al que asistieron muy pocos futbolistas y que dirigió Manolo Ruiz porque Schuster, en un alarde de personalidad o de irresponsabilidad se cogió los dos días que había planificado antes del partido.

En Mestalla, Mijatovic le recomendó a Juande Ramos que el equipo volviera al tajo el lunes y el manchego esta vez sí aceptó la propuesta de su director deportivo. Muchos jugadores tenían ya sacados billetes de avión para oxigenarse el domingo y el lunes, que tuvieron que cancelar con urgencia ante el ‘imprevisto’. Por lo tanto, fue Boluda y no Juande quien castigó a la plantilla por la imagen ofrecida en Mestalla, o por el chorreo que les dio el Valencia. Y su cabreo, que parecía no tener fin, le llevó después a convocar a una reunión en su despacho del Santiago Bernabéu al propio entrenador y a Pedja Mijatovic para analizar lo sucedido y pedir un cambio radical en El Madrigal. Esa ‘cumbre’ entre tres personas que en menos de un mes no seguirán en el club fue filtrada a la Prensa y Juande fue el lunes a Valdebebas a entrenar sin saber que después tenía que pasarse a escuchar la ‘Boludina’.


¿Les parece bien la reacción de Boluda? ¿Demostró más personalidad Schuster que Juande o es Juande más disciplinado que Schuster? ¿Se invaden con este tipo de decisiones las competencias del director deportivo y del entrenador? Les parezca o no acertada, ¿surtirá efecto en Villarreal?