¡Viva Robben! ¡Viva Sneijder! ¡Viva la demagogia!





Se trata, cómo no, de Robben y Sneijder, que en apenas unos meses parecen haberse convertido en los nuevos ídolos del madridismo, eso sí, sólo después de que salieran del Real Madrid. Y es que tras la derrota ante el Barcelona, han sido muchas las balas que se han disparado contra el club blanco, y sorprendentemente algunas han llegado a impactar incluso contra el presidente y su proyecto deportivo. Balas éstas que iban cargadas con el recuerdo de estos dos jugadores que salieron del Madrid traspasados por la actual directiva rumbo a Múnich y Milán respectivamente.

Un recurso éste ciertamente demagógico. ¿O es que en verano salieron esas mismas voces pidiendo que no se fichara a Ronaldo y Kaká para mantener a Robben y Sneijder en la plantilla blanca? ¿O es que esas mismas personas no se acuerdan ya de que Robben fue el que pidió irse y que se perdió el 40 por ciento de los partidos de Liga por las nueve lesiones graves que sufrió? ¿O de que Sneijder sólo jugó 28 partidos el año pasado entre todas las competiciones por las continuas lesiones y el mal estado de forma que presentó?

Siempre me han encantado las aptitudes de estos dos futbolistas, y sinceramente me hubiera gustado que se hubieran podido quedar en este Real Madrid junto a los fichajes que llegaron en verano porque se habría configurado una plantilla de las más completas y competitivas del continente. Pero por otra parte es muy pero que muy comprensible que la actual directiva decidiera venderles dados los precedentes de ambos, y el dinero que recaudaron (40 millones de euros) para paliar los gastos en fichajes. De hecho, seguro que la inmensa mayoría de los aficionados al fútbol (no sólo madridistas) a los que se les hubiera planteado en mayo de 2009 la posibilidad de ‘cambiar’ a Robben y Sneijder por Ronaldo y Kaká hubieran aceptado el ‘change’. Es cierto que con la perspectiva del tiempo ahora resulta que son Bayern e Inter los que están en las semifinales de Champions a pesar de militar en ligas menores a la española, y que Kaká no ha dado el rendimiento que se esperaba de él en verano, pero precisamente por ello es por lo que resulta de muy mal gusto valerse ahora de esa ventaja para utilizarlo como arma arrojadiza.