Para haber caído de pie en Chamartín a Neymar todavía le faltaban muchas pedaladas en su reiterativa bicicleta dentro de la cancha. Jamás se pronunció a favor de jugar en el club blanco, fue muy ambiguo en todas sus declaraciones, dejó demasiadas veces abiertas las puertas del Barcelona y, sobre todo, sigo viendo en él a un jugador frágil para aguantar la presión de un multimillonario traspaso a un club como el Real Madrid. Le pasó a Kaká, un tipo con experiencia en un club como el Milán que, a pesar de sus lesiones, ha reconocido que se vio superado por las expectativas, pues a Neymar le hubiera pasado lo mismo pero elevado a la enésima potencia. De hecho, no creo que ahora mismo ningún madridista esté lamentándose de no haber fichado a Neymar. Me gustaría hacer una encuesta y corroborar mis sensaciones, pero creo no ir muy desencaminado.
Después de haber jugado con el Real Madrid, Neymar no merece más tiempo de conversación. Pudo ser y no fue, o eso parece, y ni la actual plantilla ni Mourinho se van a echar a llorar por no tener al brasileño en Valdebebas cada día. Sinceramente, creo que hay jugadores mucho mejores que Neymar, más baratos también, que sí que serían grandes refuerzos para el Real Madrid. Mi debilidad es Silva, como digo siempre, pero en el mercado figuran otros nombres que no conviene perder de vista como Hazard o Götze y jóvenes jugadores españoles que pronto darán mucho que hablar en Primera División como el sevillista Campaña o Paco Alcácer, del Valencia. Eso sí, no hay que olvidar que existe una cosa llamada cantera en la que militan delanteros como Morata, Joselu y un chaval muy jovencito, de 15 años y que juega en el Cadete A, que los que le conocen dicen que va para crack, José Ángel Pozo.
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