Los inicios de Bale en la ‘casa blanca' fueron tortuosos. No pudo hacer apenas pretemporada el verano pasado y aquello le afectó en su rendimiento. El ex del Tottenham, además, se sentía completamente aislado pues no dominaba apenas el español.
Para colmo, las lesiones le crearon mucho problemas a comienzos de curso; no conseguía coger la forma y cuando alcanzaba una serie de partidos consecutivos, las dolencias musculares le dejaban fuera de combate. El peor momento llegó cuando Arbeloa le golpeó sin querer el gemelo y Bale tuvo que parar varias semanas.
Pero ahí estaba Modric para ayudarle. El croata se ha convertido, a ‘la chita callando', en un hombre importantísimo en el Real Madrid. Manda en el terreno de juego y ha ayudado a Bale en su vida diaria. Ahora el galés se siente importante, ha conseguido ya un título y seguirá trabajando para seguir siendo decisivo en lo que resta de temporada.
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