Benzema fue el salvador del Real Madrid

A pesar de que se había alertado de los peligros del Ludogorets, especialmente en el arranque del encuentro, lo cierto es que al Real Madrid le pilló fuera de sintonía. Los de Ancelotti no entraron al partido con paso firme, sino que la sensación transmitida fue que los goles y la victoria terminarían cayendo por su propio peso.

Eso sí, los búlgaros no tardaron demasiado en demostrarle al Real Madrid que el partido ya había empezado. Y lo hicieron de una de las formas más comunes con la que el equipo blanco está sufriendo en este inicio de curso, con una acción a balón parado. Un saque de esquina peinado en el primer palo y rematado en el segundo por parte de Marcelinho alertaba al Madrid de que con el nombre no iba a ganar, que había que trabajarse el partido para volver a la capital de España con seis puntos en el casillero total del grupo.

Apenas habían pasado seis minutos, y los blancos ya tenían que remar contracorriente. Sin embargo, sólo tres después Chicharito provocaba un claro penalti. Es más, el Madrid protestó (con razón) que la pena máxima debía haber sido acompañada con la expulsión de Minev porque el mexicano ya sólo tenía delante al portero. Como las cosas habían empezado torcidas se complicaron un poco más viendo como Cristiano Ronaldo fallaba el penalti. Seguramente sea una de las cosas que pasan cada mucho tiempo, como determinada estrella fugaz, pero lo cierto es que el portero local adivinó el golpeo del delantero madridista y lo rechazó.

El Real Madrid no estaba jugando su mejor partido, era evidente, pero eso no era óbice para que los blancos no empezaran a acercarse a la meta del Ludogorets. De hecho, Cristiano Ronaldo veía como le señalaban un injusto fuera de juego previo a un remate en el que acabó marcando gol. Y es que el árbitro escocés no anduvo muy fino a la hora de dejarse asistir por un linier con exceso de vista.

Con el 1-0, el equipo blanco cogió las riendas en busca de la igualada. Con más corazón que cabeza, y con más intención que buen fútbol, el empate llegaría. Cristiano Ronaldo provocaba un nuevo penalti. El portugués no dudó en volver a intentar marcar desde los 11 metros. Lo tiró al mismo sitio que en el primer golpeo, algo más bajo, y esta vez no erró. Puso la igualada y mentalmente conseguía que el Madrid se quitara la losa de verse por debajo en el marcador.

La segunda parte iba a seguir a grandes rasgos la misma dinámica que la primera. El Ludogorets no bajó los brazos en ningún momento, supo defenderse de forma más o menos aseada, y llevó al Real Madrid al extremo para conseguir los tres puntos.

Bien es cierto que el equipo de Ancelotti tuvo tres grandes ocasiones en los primeros 20 minutos del segundo acto. Primero fue un cabezazo de Gareth Bale que rechazó de forma acertada el portero local. Posteriormente fue Chicharito el que falló en una de sus especialidades, el remate al primer toque dentro del área. Y la tercera la tuvo Cristiano Ronaldo, que fue el que estuvo más cerca del gol, pero Minev lo evitó justo debajo de los palos cuando Stoyanov ya estaba completamente superado por el balón.

Parecía que la pelota no quería entrar, y eso unido a la losa del paso de los minutos empezaba a ser una montaña difícil de superar. Sin embargo, sí que hubo algo que cambió el partido. Y ese algo fue la entrada de Benzema al terreno de juego. El francés dio dinamismo al ataque blanco, se movió por todo el frente de ataque asociándose con sus compañeros, y encima fue el autor del gol que le dio la victoria a su equipo.

En algo más de 20 minutos, que fue el tiempo del que dispuso sobre el césped, Karim dio un recital que fue decisivo para que el Real Madrid se llevara el encuentro. Su acción más destacada fue el remate al borde del área pequeña tras un centro lateral desde la izquierda. Ahí ejerció de killer, de delantero centro puro, de lo que por condiciones no es, pero se le reclama. El caso es que Benzema fue el revulsivo final que le dio los tres puntos al Real Madrid de manera sufrida. Eso sí, al mismo tiempo el Liverpool perdía en el campo del Basilea, lo que empieza a encarrilar el grupo para el Real Madrid. En esta ocasión, el faro fue Benzema.