El Real Madrid vio rota su racha de victorias

La teoría dio paso a la práctica. El Valencia hizo de la palabra ‘rascar’ su mayor arte. Entradas por encima del reglamento excesivamente permitidas por Gil Manzano, otras castigadas con la lógica amarilla. Era evidente que la consigna de intentar amedrentar al Real Madrid a base de juego duro estaba empezando.

Eso sí, lo que seguramente no contemplaba el Valencia era que el Real Madrid se adelantara en el marcador. Y menos tan pronto como lo hizo. Sólo habían pasado 12 minutos de encuentro y Negredo cortaba dentro del área con la mano un balón aéreo que tenía toda la pinta de ser rematado por Sergio Ramos. Gil Manzano no dudó y señaló los 11 metros. Cristiano Ronaldo tenía delante a Diego Alves, posiblemente uno de los tres mejores porteros a la hora de detener penaltis de todo el mundo. El portugués no tembló y lanzó a su lado de seguridad, es decir, buscando la mano derecha del portero. No falló, pues Alves se volcó hacia el otro lado. El Real Madrid ya mandaba y Cristiano marcaba. El 2015 empezaba en la misma sintonía que gran parte del 2014.

A partir de aquí el Valencia entró en fase de desquiciamiento. Protestas en la señalización de cada falta, juego impreciso con errores en el pase, cortes del juego y fallos propios con el balón inundaron su actuación. A todo esto, Gil Manzano se tragó una mano en el área del Valencia por parte de Orban en una jugada que terminó con un remate de Cristiano Ronaldo que rozó el palo cuando Diego Alves ya estaba en el suelo sin poder evitar que el balón entrara.

Con todo más o menos controlado por parte del Real Madrid, fue cuando llegó la mejor opción del Valencia en el primer acto. Justo antes del descanso un remate de Andre Gomes desde fuera del área que pegó en Carvajal terminó estrellándose contra el palo izquierdo de la portería de Casillas que, posteriormente, corrió como un galgo para achicar el espacio al delantero del Valencia y evitar la igualada. Al intermedio, con ese coletazo local, el Real Madrid tenía el mando.

El arranque del segundo tiempo le fue bastante contrario al Real Madrid. Como se esperaba, el Valencia salió con el mismo estilo del inicio del partido, fuerte y presionante. Andre Gomes avisó al minuto de reanudarse el encuentro con un golpeo de volea que pasó rozando el palo de Casillas. Fue un aviso, pero el empate llegaría cinco minutos después. Iba a ser Barragán, con un golpeo lejano que tocó en las piernas de Pepe, el que conseguiría superar al portero del Real Madrid.

El gol despertó al Real Madrid que volvió a pasar a dominar la pelota para tratar de meterle mano a su oponente. Fueron momentos en los que un gol podía decidir el partido. El Madrid tuvo la opción de poner el 1-2 en una cabalgada de Bale que no supo resolver el galés cuando tenía a Benzema esperando el pase de gol llegando desde atrás.

Como el Real Madrid no acertó, la dichosa suerte del fútbol quiso castigarle de la forma más cruel posible. Un saque de esquina cabeceado por Otamendi le daba la vuelta al partido y le dejaba al equipo de Ancelotti 25 minutos por delante para evitar la derrota.

El campeón del Mundo intentó por todos los medios no perder el encuentro. Fueron los mejores minutos del equipo blanco, en los que generó dos grandísimas ocasiones de cabeza que pudieron haber valido la igualada. Primero la tuvo Sergio Ramos, que rozó el palo, y luego fue Isco el que encontró el cuerpo de Diego Alves. Esta vez no entraron. El Real Madrid no pudo empatar aunque lo intentó y dejó su racha de victorias consecutivas en 22.