Una deuda de 450.000 escudos del Nacional de Madeira, su club de origen, fue una de las principales causas de que el club isleño decidiera traspasar a Cristiano Ronaldo. A pesar de que su hermano Hugo y su padre, José Dinis Aveiro, eran simpatizantes del Benfica, Dolores, su madre, sentía simpatía por el Sporting y la oportunidad de un salto semejante no podía dejarse escapar. El portugués tenía sólo 15 años cuando cambió su Funchal natal por la capital de Portugal, donde contó con la ayuda de diferentes tutores y psicólogos que le ayudaron tanto a nivel de estudios como a superar las dificultades del día a día en su nueva vida, alejado de su familia: "Estar solo en Lisboa fue el momento más difícil de mi vida. Lloraba todos los días", recuerda ahora CR7. En aquella época, también contó con médicos que vigilaban de cerca su crecimiento físico y que fueron fundamentales en que haya llegado adonde está.
Y es que Cristiano encontró una de las mayores dificultades de su carrera deportiva cuando fue diagnosticado de un problema de corazón: latía demasiado rápido en estado de reposo. Los médicos advirtieron a sus padres de la anomalía y éstos dieron su consentimiento para que fuera intervenido de la taquicardia: "Me trasladé a Lisboa para tomar una decisión. Firmé varios papeles y autoricé que fuese ingresado en el hospital. Antes de saber exactamente lo que tenía, temíamos que tuviese que dejar el fútbol", recuerda Dolores, madre del futbolista, que admite que Cristiano no se tomó muy en serio el problema: "Yo pasé mucho miedo, pero él no estaba preocupado", confesó años más tarde.
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| Cristiano en su etapa juvenil en el Sporting |
Por suerte, la cosa quedó en nada y en sólo unos días Cristiano estaba entrenando de nuevo. La intervención se llevó a cabo con láser a primera hora de la mañana y por la tarde, el portugués ya estaba en casa. El tratamiento dio resultado e incluso renovó las fuerzas del futbolista: "Después de la operación parecía correr más", cuenta su madre sobre un episodio que para muchos ha pasado desapercibido en su carrera. Incluso para él, que no suele mencionarlo entre las dificultades que ha superado. Ronaldo pudo de este modo empezar a destacar pronto en las categorías inferiores del Sporting, una labor que alternaba con el trabajo de recogepelotas en los partidos como local del equipo lisboeta. Recibía un sueldo equivalente a 5 euros por partido, pero tenía la oportunidad de estar cerca de los grandes.
A los 17 años, Cristiano empezó a alternar el equipo juvenil del Sporting con el filial, paso anterior a su debut con el primer equipo, que se produciría el 14 de agosto de 2002 ante el Inter de Milán en la previa de la Liga de Campeones. Mes y medio más tarde, el 30 de septiembre, se estrenaba en la Superliga ante el Sporting de Braga y el 7 de octubre conseguiría su primer doblete frente al Moreirense. Aquella actuación supondría su salto definitivo. La prensa le encumbró y pronto se convirtió en el nuevo ídolo del José Alvalade. En su primera temporada en la élite ganó la Liga, la Copa y la Supercopa de Portugal y sólo un año después Sir Alex Ferguson y el Manchester United estaban llamando a su puerta después de que deslumbrara en la presentación del nuevo estadio José Alvalade, el 6 de agosto de 2003.
Fueron muchos los clubes que siguieron los pasos de Cristiano y que intentaron hacerse con sus servicios, sobre todo en la Premier League. El Arsenal y el Liverpool fueron los equipos más importantes que intentaron 'robarle' la contratación al United, pero el portugués sólo tuvo ojos para Ferguson, que le convenció inmediatamente y que a la postre fue uno de los grandes artífices de convertirle en el mejor futbolista del mundo. El talento y el sacrificio de Cristiano tuvieron al mejor maestro posible en el entrenador escocés, que pulió sus virtudes y palió sus defectos de la mejor manera, convirtiéndole en un objeto de deseo a nivel mundial.
El próximo jueves analizaremos lo que hizo Cristiano en su paso por el Manchester United, inmediatamente antes de su fichaje por el Real Madrid.
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