Eso sí, la sanción para el jugador andaluz es de un partido, es decir, lo lógico cuando la descripción de la jugada por parte del árbitro fue “tarjeta roja porderribar a un contrario con uso de fuerza excesiva en la disputa del balón”.
El Real Madrid intentó demostrar con las imágenes que no hubo contacto entre Ramos y Messi, sin embargo, según Competición “la imagen muestra una acción compatible con la descripción de los hechos que se contiene en el acta arbitral (…) no cabe acoger las alegaciones de recurrente manifestando que no se produce derribo, ya que no solo se aprecia el contacto del brazo del jugador expulsado con la pierna del adversario, sino que, a efectos dialécticos, la violenta acción resulta en sí misma susceptible de provocar indirectamente el derribo del jugador contrario, al tratar de este último evitar con su forzado salto evasivo las consecuencias lesivas que podrían haberse derivado de la violenta acometida”.
Por lo tanto, y salvo novedades de última hora en caso de que el Real Madrid decidiera ir al Comité de Apelación, Sergio Ramos sólo se perderá el partido de este miércoles en Riazor ante el Deportivo de la Coruña.
Como era de esperar, no hubo ningún tipo de comentario ni de sanción por los gestos de Ramos cuando se marchaba del terreno de juego tras ser expulsado. El capitán blanco no se dirigió en ningún momento a los colegiados, simplemente mostró su frustración con las provocaciones de Piqué, y no pasó la cosa a mayores. Un asunto en el que ha imperado la cordura, a pesar de que los sucios ‘valors’ culés intentaran infectar dicha acción solicitando una sanción para Ramos desde el mismísimo palco del Bernabéu.
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