Una noche nefasta para el madridismo

Morientes y Deschamps, ahora en el Marsella, quieren repetir la hazaña





Corría el mes de abril del 2004. Los blancos viajaban al país monegasco a sentenciar una eliminatoria que en teoría había quedado sentenciada tras el 4-2 del partido de ida en el Santiago Bernabéu. Tal era la confianza que tenían los jugadores que Beckham provocó incluso una amarilla para pasar limpio a las semifinales y a una hipotética final. Pero lo que no se esperaba nadie es el partidazo que hizo el Mónaco aquella noche.

Porque ese equipo, liderado en el banquillo por Didier Deschamps y en el campo por Fernando Morientes, pusieron patas arriba al Real Madrid en Mónaco, sobre todo en una espectacular segunda parte. El equipo madridsta comenzó golpeando primero con un gol de Raúl en la primera parte, con el cual se llegaba al descanso. Todo parecía aparentemente resuelto, hasta que vino la hecatombe.

MORIENTES, BESTIA NEGRA DEL MADRIDISMO EN EUROPA

Una hecatombre que estuvo protagonizada por Fernando Morientes, autor del segundo de los goles de su equipo aquella noche, y por otro viejo conocido de la afición española: Ludovic Giuly, autor esa noche de dos tantos, con los cuales se ganó su posterior fichaje por el Barcelona. Y a los mandos de esa nave, Didier Deschamps, que con su buen papel en esa Champions (llevó al Mónaco hasta la final) empezó a ser considerado como uno de los entrenadores a tener cuenta en el continente europeo.


Y en el Madrid, que vamos a decir. Tras perder de forma surrealista la final de la Copa del Rey y esa eliminatoria de Champions, el equipo se dejó llevar por la desidia en la Liga, y Carlos Queiroz, el peor entrenador que haya tenido el Madrid en su historia, fue destituido al finalizar la temporada.

¿HABRÁ OTRA REMONTADA ÉPICA?

Ahora, cinco años después de aquello, Morientes y Deschamps están ante otra oportunidad de dejar al Madrid eliminado de la Champions (siempre que el Milan gane en Zurich), aunque esta vez lo tendrán más complicado. Necesitan ganar por más goles o más, y este Olympique de Marsella es mucho peor comparado con ese Mónaco que casi gana la Champions. Aunque muchos madridistas están con la mosca detrás de la oreja, y esperan que el capítulo de Mónaco no se repita de ninguna de las maneras.