Ya ocurrió algo parecido la temporada pasada después de que se formalizara las llegadas de Cristiano Ronaldo, Kaká y Karim Benzema al Real Madrid. Los tres fueron blindados con sendas cláusulas de rescisión cifradas en 1.000 millones de euros. Y es que en el club, ante la moda de que magnates árabes o rusos sean los dueños absolutos de los equipos de fútbol, se quiere brindar a sus estrellas con clásulas que son imposibles de pagar para evitar que el Abramovich de turno haga una de las suyas y saque el talonario para fichar a alguno de estos jugadores
En la entidad consideran que Özil puede ser uno de los mejores jugadores de la próxima década, y se han puesto manos a la obra para procurar que su futuro en el equipo sea duradero. Al imponerle una clásula de 250 millones de euros se conigue, en primer lugar, echar atrás al Manchester City, Chelsea o Barcelona en sus futuribles deseos de ficharle. Y segundo, se da al jugador y su entorno el mensaje que desde el Real Madrid tienen plena confianza en él.
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