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Lo ocurrido el martes en el Bernabéu no debe quedar impune. Hay que ser claros. El señor Florentino Pérez debe reunir a su Junta y decidir en bloque, en defensa de sus socios, aficionados, simpatizantes, trabajadores y demás personalidades que sientan algo por el escudo del Real Madrid, que la vergüenza del arbitraje de Stark en el Bernabéu no se puede quedar en los clásicos “error humano”, “fallo de apreciación” o “los árbitros dan y quitan”. No puede ser. Hay que montar una revolución desde ya mismo contra esos chupasangres de la UEFA para que el Madrid vuelva a ser respetado como se merece. No se puede permitir que un árbitro que se ha declarado fan de un jugador del Barcelona pite a este equipo. Es inconcebible. Haciendo un símil diríamos que casi mejor hubiera sido poner a Gaspart de trencilla. El efecto hubiera sido el mismo pero nos hubiéramos ahorrado el berrinche y la angustia por ver cómo te roban en tu casa y lo único que puedes hacer es aguantar el pescozón. Así no puede seguir el Real Madrid.
Por el respeto que se le debe a millones de personas Florentino y su equipo deben unir fuerzas con el resto de grandes clubes de Europa (algunos ya atracados, otros lo serán en breve) como Chelsea, Arsenal, Inter o Manchester y plantarle cara a la UEFA. Las tonterías de estar más de una hora antes de empezar el partido en el campo están muy bien señor Platini, pero reírse de 80.000 en el templo del Bernabéu y de millones de personas en todo el mundo es vergonzoso. Si el Madrid quiere volver a ser lo que fue no puede permitir que sigan riéndose de él como hasta ahora. El señorío está muy bien pero la ilusión de la gente es mucho más importante. Si Platini no recibe una queja formal por parte del Madrid flaco favor se le estaría haciendo a la Institución. Igual la amenaza de formar una Liga europea al margen de la UEFA es una buena forma de decirle al ‘amigo’ francés que con el Real Madrid CF no se juega.
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