Porque el equipo blanco, pese a ser el más laureado del continente gracias a sus nueve Copas de Europa conquistadas, llevaba unos años en los que no conseguía estar a la altura de las circunstancias en la máxima competición continental. Entrenadores como López Caro, Vanderlei Luxemburgo, Fabio Capello, Bernd Schuster, Juande Ramos y Pellegrini no fueron capaces de sobrepasar la barrera de los octavos de final durante siete años, y sólo con Mourinho se consiguió acabar de una vez por todas con ese gafe.
Lo ideal habría sido eliminar al Barcelona en semifinales pero, como bien ha repetido Mourinho en innumerables ocasiones, los títulos sólo llegan con la lógica del trabajo bien hecho, y en esta temporada, en la que el Real Madrid ha conseguido proclamarse campeón de la Copa del Rey, se han construido las bases de un proyecto ganador por muchos años. Este año se han hecho los deberes en Europa, y si los actuales mandatarios del Real Madrid siguen depositando su confianza en el actual entrenador, los que hoy lloran por la derrota serán los que el año que viene reirán por la victoria. Y es que el fútbol es cíclico, y Mourinho aún tiene que cumplir su ciclo en el Madrid…
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