El delantero luso lo intentó desde el comienzo y de todas las formas posibles. De jugada individual, desde la banda, desde el centro, de más cerca de lejos, de lanzamiento directo... hasta de chilena. Sin embargo, tuvo que ser desde los once metros, su especialidad, desde donde el portugués se estrenara ante el Levante en Liga. El portugués ya había marcado ante los granota en Copa del Rey, pero en el campeonato nacional de Liga aún no lo había logrado.
Sin embargo, aprovechó el penalti cometido por Iborra para hacer su primer tanto ante el cuadro azulgrana, abriendo una cuenta particular que aumentaría tras el descanso al hacer el segundo del Madrid con un certero cabezazo a centro de Higuaín. Minutos más tarde, Cristiano lograría certificar su hat trick con un auténtico golazo con un tiro lejano que sorprendió a Munúa. Latigazo tremendo del luso, que se marchó a abrazar a Mourinho tras aumentar su renta por el pichichi y la Bota de Oro y conseguir el gol 4.000 del Real Madrid como local a lo largo de su historia.
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