Llorar, llorar, llorar y volver a llorar

En La Masía se inventan una nueva carrera universitaria: céspedología

Que el Barcelona se ha convertido en el equipo llorón por excelencia del fútbol europeo y mundial es algo que no se le escapa a nadie. Con Guardiola a la cabeza portando los pañuelos en cada rueda de prensa, el equipo culé sólo sabe lamentarse de tonterías para tratar de engañar a la gente viendo dificultades dónde realmente no las hay. El último ejemplo, los lloriqueos por el estado del césped de Zaragoza, en el enésimo atraco de la temporada, el que le pegaron a los maños en La Romera, con penalti de Keita clamoroso que no le pitaron en contra.

Si Guardiola aparece en sala de prensa diciendo que el “césped está mal y lo ponen así para perjudicarnos todos los equipos, a excepción del Athletic de Bilbao, también en el Bernabéu”, lo único que se puede hablar es de una personalidad hipócrita. Como del árbitro no se habla (o no interesa hablar) mejor desviar la atención hacia el césped. Y es que los culés en vez de jugadores y técnicos de fútbol parecen haber estudiado una carrera que sólo se da en La Masía: céspedología. Sino no se entiende.

Como el ‘jefe’ lloriquea por el campo, sus jugadores hacen lo mismo. Fábregas fue el siguiente en tirar de pañuelos al afirmar que “es una lástima jugar en un césped así, con un campo tan seco y en el que el balón va tan lento”. Una afirmación a la que también se unió Valdés, al que por parar un penalti en 50 años, horriblemente lanzado, todo hay que decirlo, algunos ya pretenden encumbrarle como mejor del mundo: “el campo estaba muy seco y teníamos que conducir demasiado el balón”. Lo dicho, una ronda de kleenex para esta gente, que los están pidiendo a gritos.



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