El jugador brasileño es un espejo en el que fijarse: su andadura en el Madrid así lo demuestra.
El brasileño recaló en el Real Madrid en 2017. Hace tiempo ya, ¿verdad? Pues en estos siete años ha tenido que pasar por absolutamente todo hasta convertirse en lo que es hoy: uno de los mejores del mundo. Incluso, para algunos ya es el mejor.
Durante sus primeros meses jugó con el Castilla y fue cada dos semanas por esos estadios de la ya extinguida Segunda División “B”. En esa categoría,le llegaron a morder la cabeza. Lo hizo un tal Tachi”, que militaba en el filial del Atlético de Madrid y en la actualidad no se sabe ni en donde está. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Ya sabéis.
El ‘7’ madridista es un ejemplo. Sí, leéis bien. El carioca es un espejo en el que fijarse. A pesar de que la España triste y fea (término que utilizo para referirme al antimadridismo) haga una campaña bochornosa en su contra, el crack brasileño es la clara prueba de que con trabajo, sacrificio y esfuerzo se pueden conseguir los objetivos.
Ha pasado de ser un “meme” para muchos por fallar ocasiones claras de gol a ser un jugador que temen los equipos contrarios. Ya nadie se ríe de aquel Vinicius. Como cambian las cosas…
Vini es uno de los nuestros. No tengáis ninguna duda. Él eligió triunfar en la capital de España. No obstante, pudo llegar al Manchester City, PSG e incluso FC Barcelona. Pese a ello, siempre tuvo claro que quiso vestir la camiseta con más Champions League de la historia del fútbol. Evidentemente, hizo bien, qué duda cabe.
Por esta razón, en todo momento he defendido que se merece el cariño de su hinchada. Al fin y al cabo, es un madridista más. Sus actuaciones con el Flamengo fueron estelares y Juni Calafat, jefe de ojeadores del Real Madrid, no dudó en poner su nombre encima de la mesa. Este convenció a Florentino y el presidente lo fichó por 40 millones de euros. Hoy en día, triplica este precio sin problema ninguno.
El madridismo se dio cuenta de que tenía algo diferente cuando Solari le dio la oportunidad de consagrarse en el primer equipo. Era el mejor. En aquel entonces, él, que tenía tan solo 18 años, era el motivo por el que muchos pagaban la entrada para ir al Santiago Bernabéu. Es ese tipo de futbolistas que levanta al público de sus asientos. Y lo demostró desde bien pronto.
Por aquel entonces, hablo de la temporada 2018-2019, ya dejó claro que tenía cualidades de sobra para triunfar con la elástica blanca. Evidenció que el carril izquierdo del feudo de Chamartín iba a tener su nombre. Y así está haciendo. Su evolución no puede ser mejor.
Lo que muchos le recriminaban era que no materializaba sus ocasiones. Generaba peligro, pero de cara a puerta fallaba. Su definición no era la ideal, cierto, pero algunos agoreros se equivocaron con sus predicciones al respecto del bueno de ‘Vini’. Con el paso de las campañas, ya se ha visto que, como bien dijo él mismo a la grada del Metropolitano, es muy bueno.
Bien es cierto que no lo pasó del todo bien a las órdenes de Zinedine Zidane. Por cierto motivo que desconocemos, Vinicius no terminó de convencer al míster francés. Durante la segunda etapa del galo, no logró ser protagonista y tampoco gozaba de la cantidad de minutos que tiene en estos momentos. De hecho, recuerdo que jugó las semifinales ante el Chelsea en 2021 en la posición de carrilero. Lógicamente, estaba completamente perdido sobre el verde.
No obstante, su primer gran año fue en el curso 2021/2022. El primero de Carlo Ancelotti tras su vuelta. El italiano sí que confió en él. Le dio protagonismo, aunque hay que resaltar que en los primeros partidos de liga salía desde el banquillo.
Eso sí, siempre aprovechaba los minutos que tenía y dio goles importantes al Real Madrid: “Vinicius ya empieza a meter”, decía más de uno. Y tanto, amigos, y tanto que metía. Sus registros goleadores comenzaron a mejorar de manera considerable. Ya no era ese chaval que lograba sortear defensas, pero luego erraba en la definición.
Fue entonces cuando el madridismo empezó a ser consciente del gran jugador que tenía en sus filas. Además, demostró que tiene esa grandeza que se necesita para jugar en el Real Madrid. Lo hizo en el Etihad Stadium en una semifinal de Champions. El carioca dejó atrás a Fernandinho e hizo una carrera impresionante para silenciar el feudo del Manchester City. Es un jugador diferente. Esa fue la conclusión que sacaron muchos.
La guinda al pastel llegó en París. Bendito 28 de mayo del 2022. Aquella noche, el bueno de Vini entró para siempre en la historia del club al hacer el gol que daba la decimocuarta Champions League. Fecha inolvidable para él y la confirmación de que estamos ante un jugador de época. Solo tenía 22 años. Bestial.
Tras la marcha de Karim Benzema, Vinicius está jugando más por el medio y también está cumpliendo las expectativas. Lleva 18 goles en la presenta campaña y ha estado lesionado dos meses. Sus números, evidentemente, son de un jugador de altísimo nivel.
Sin embargo, lo más importante es que se ha adaptado muy bien a lo que le pide Carlo Ancelotti. Ya no es ese extremo que parte desde la izquierda. Ahora, también se le puede ver rompiendo defensas por el carril del 10. Incluso, ya hay quien piensa que en sus botas tiene unos 30 tantos al año. Lo que son las cosas y lo que han cambiado respecto a este jugador.
Esta modificación que ha hecho Carletto no es casualidad. Kylian Mbappé, otra bestialidad de futbolista, va a llegar el próximo verano y podrá hacer maravillas junto a Vinicius. Ambos se moverán por la zona de ataque de una forma espectacular y, junto a Bellingham, serán todo un peligro para las defensas contrarias. El madridismo tiene motivos para ilusionarse. Por su parte, hay quien piensa que el brasileño y el francés no pueden jugar juntos. Ilusos. Pobrecitos. No han entendido absolutamente nada.
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