El barcelonismo no aprendió nada de su 'revolcón' parisino

1. Y ahora otra vez con el 'triplete' en la boca

A los jugadores la palabra triplete les estimula pero prefieren no tentar a la mala suerte y decirlo con la boca pequeña, al menos públicamente,  pero a Luis Enrique cada vez que le preguntan por los retos del equipo y si el objetivo prioritario es ganar el triplete, respira hondo, muestra una amplia sonrisa y no se anda con medias tinta. “Nunca he sido cauto en este sentido. ¡Claro que queremos el triplete! Y lo vamos a intentar porque queremos ganarlo todo”. Así de rotundo y conciso se mostró el técnico asturiano después de la remontada ante el PSG.

Respuesta del Infiltrado: En Barcelona no han aprendido. No hace ni un mes que el PSG les sometía a una de las mayores humillaciones de su historia. Y ahora, semanas después y en plena euforia por la 'robomontada' del pasado miércoles, ya están dejando caer que van a ganar el 'triplete'. Prepotencia y soberbia en estado puro, algo que viene siendo habitual en el club azulgrana. De hecho, celebraron el 6-1 al campeón francés como si hubiera sido un título, cuando en realidad lo único que consiguieron es clasificarse para los cuartos de final de la Champions League. Pues anda que no les queda todavía 'tela' por cortar...

 

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2. Un árbitro defiende a otro árbitro, es lógico

“¿Fue perjudicado el PSG por el árbitro?”. Así tituló Le Parisien su consulta arbitral a uno de sus referentes franceses históricos al silbato junto a Michel Vautrot, el reputado colegiado ex internacional Joel Quiniou, con tres Mundiales a sus espaldas. “El alemán Deniz Aytekin fue uno de los grandes protagonistas del partido entre el Barça y el PSG (6-1), ¿ pero el árbitro alemán influyó en el resultado final?”, se cuestiona el diario de la capital francesa. Para llegar a una conclusión, Quiniou contestó sobre las jugadas importantes del partido vistas desde la perspectiva del espectador francés.


Respuesta del Infiltrado: En la Ciudad Condal aluden a que el ex colegiado Joel Quinou niega el "escándalo" en el Barcelona-PSG de la semana pasada. Pues claro, ¿qué pensaban que iba a decir un árbitro? Como es lógico un colegiado va a defender siempre a un colega de unas acusaciones de beneficiar de forma intencionada a un club. Lo contrario sería increíble. Pero lo cierto es que luego lees las explicaciones del tal Quinou y uno ve que reconoce la injusticia en los penaltis de Mascherano y Suárez o en la no expulsión de Piqué. Y si sumas todas estas opciones es cuando tienes el escándalo. Y muy evidente...

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3. A estas alturas todavía siguen comprando el cariño de Messi

Pero, claro, el mercado es el que es en este momento inflacionario, los precedentes son los que son y a Messi no bastará con darle el salario que se merece el más grande futbolista que se haya visto. En esta coyuntura existen los bonus y a Leo habrá que pagarle el suyo en consonancia con los anteriores y en justa correspondencia con su nivel de futbolista único. Es decir, que además de ser, de ratificarle, de largo el salario más alto de la plantilla, estaríamos hablando de un pago inicial por encima de los 40 millones de euros que es, para entendernos, lo que puede costar el fichaje de un futbolista con nivel para ser titular en el Barça 

Respuesta del Infiltrado: Tanto presumir el Barcelona del sentimiento culé de Messi y resulta que para conseguir atar su renovación van a tenerle que ofrecer una prima de renovación superior a los 40 millones de euros. ¿Pero no habíamos quedado que él es barcelonista de pequeñito y que siente los colores? ¿Cómo es que ya ha renovado tantas veces y además necesitan de primeras ponerle un dineral sobre la mesa para terminar de convencerle? Preguntas que seguramente escuezan en Barcelona, pero que ponen en evidencia la realidad de que el '10' tiene más amor por el dinero que por los colores azulgranas.

4. La euforia no justifica los fallos de seguridad

La Comisión de Control y Disciplina de la UEFA resolverá el expediente abierto al FC Barcelona por “invasión de campo” con una multa no demasiado elevada. El organismo tendrá en cuenta que fue una acción puntual fruto del momento de emoción (en lo que respecta al banquillo azulgrana), aunque, por el contrario, penalizará la grave falta de seguridad y organización al no haber evitado que personas no relacionadas con el equipo accedieran al terreno de juego. La UEFA ya se mostró inflexible con esas acciones en la pasada edición de la Eurocopa de Francia 2016.

Respuesta del Infiltrado: Está muy bien que el barcelonismo esté encantado con su remontada, pero las imágenes vividas sobre el césped del Camp Nou tras el gol de Sergio Roberto son intolerables. No pocas personas saltaron al césped del estadio para celebrar el tanto e incluso algunos llegaron a abrazar a los jugadores. Por no mencionar el comportamiento que tuvo el banquillo culé con Luis Enrique. El asturiano llegó a entrar en el terreno de juego y ni siquiera fue expulsado por ello. Aunque después de lo visto sobre el campo con la actuación de Aytekin, como para pedirle que hubiera cumplido con su deber echando al técnico culé del partido.
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5. A Neymar le consienten todo

Desde su llegada a Barcelona, por uno u otro motivo, Neymar nunca ha jugado un minuto en la jornada liguera que coincide con el aniversario de Rafaella. En la primera temporada, 2013-14, fue suplente durante los 90 minutos contra Osasuna. Un año más tarde, cumplía partido de sanción por acumulación de tarjetas ante el Rayo Vallecano. El club le concedía unos días de permiso que aprovechó para viajar a Brasil. En la pasada campaña también era castigado por acumulación de cartulinas y causaba baja frente al Eibar.

Respuesta del Infiltrado: No sabemos qué es peor, que Neymar se quede con todo el barcelonismo escaqueándose año tras año para ir a la fiesta de cumpleaños de su hermana o que en el club culé y su prensa afín no lo reconozcan y no se lo recriminen. Está muy bien que el brasileño sea una estrella mundial y merezca ciertos privilegios. Pero de ahí a provocar tarjetas o hacerse el lesionado para irse de fiesta va un trecho. Y si lo hace y se lo permiten, al menos que lo reconozcan. Pero deslizar los datos sin interpretar lo que está sucediendo es simplemente lamentable y demuestra que en la prensa barcelonista no hay ninguna capacidad para la autocrítica.

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