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"Lo más importante que ha conseguido esta Selección no han sido los títulos -que también- sino una lista de éxitos que van más allá de lo deportivo"

Escribía hace justo una semana en esta misma página -con la Selección todavía viva en el Mundial- que esta competición pintaba mal y así fue. No es que yo sea un profeta del fútbol, ya que muchos de ustedes también se dieron cuenta de que no íbamos a llegar muy lejos. Algunos, incluso, nos percatamos antes de que empezase el Mundial, tan sólo bastaba con estar atentos durante la temporada y ver cómo el llamado tiki-taka iba perdiendo fuelle hasta el ridículo. Pero era un sueño demasiado bonito para despertarse. ¿O no? Pero lo más importante que ha conseguido esta Selección no han sido los títulos -que también- sino una lista de éxitos que van más allá de lo deportivo y que en su día me tomé la molestia de anotar para poder escribirlos cuando llegara el fin. En cualquier caso, estos son los míos y para mí se resumen en dos:

  1. El fútbol español fue respetado: Hasta entonces sólo podíamos presumir de los éxitos de los clubes de la Liga, pero en cambio aquella hornada de maravillosos futbolistas -hablo de mi generación- como Raúl, Hierro, Guardiola, Kiko y compañía nunca se ganaron el respeto absoluto que merecían. Además, sólo disfrutábamos del deporte nacional en disciplinas como el tenis, las motos o la F-1, pero en el deporte que mueve este país nunca podíamos sacar pecho. Nos cargamos a Italia en los penaltis -nunca olvidaré ver en directo ese partido en el Prater de Viena- ganamos a Alemania con un gol de córner y a la naranja mecánica en la prórroga. ¿Alguien lo imaginó alguna vez? Yo no.
  2. Madridistas y culés hermanados: Quién me diría que uno de los goles que más he celebrado en mi vida iba a ser obra de un jugador blaugrana. Hubo cosas que no me gustaron entre jugadores de la Selección en determinados momentos, pero quién dijo que un vestuario tiene que ser siempre la ‘Casa de la Pradera'. Sin embargo, pude ver los partidos de fútbol por primera vez con amigos sin importarme el color de su camiseta, sin discutir, simplemente disfrutando del fútbol. No me costó reconocer un estilo de fútbol que provenía del Barça, de la misma manera que no me tembló el pulso a la hora de criticarlo cuando nos hundimos. Me enfrenté a aquellos que criticaron a Xabi Alonso y a Arbeloa y defendí a los que cargaron contra Villa o Xavi en sus momentos flojos. En eso consistía la Selección española, en estar todos juntos.

Fue bonito mientras duró y nunca lo olvidaremos. Pero el fútbol es un fenómeno en constante evolución y aquello que parecía ser eterno se convierte en efímero sin que nos demos cuenta. Porque los estilos son solo formas de practicar este deporte, no son intocables ni divinos, tan sólo maneras de hacer rodar el balón. Ahora ha llegado la hora de cambiar a los actores y, por suerte, el reparto que viene empujando es tan bueno como el que debe irse. Todos sabemos lo que ha fallado, algún futbolista se ha atrevido incluso, a decirlo, pero es justo agradecer primero por lo que consiguieron. Decía Winston Churchill: "Si el presente trata de juzgar el pasado, perderá el futuro". Y yo no estoy dispuesto.

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