Robinho se desespera

Dejó el Real Madrid para ser el mejor jugador del mundo. Se fue a un equipo de segunda línea aunque de tradición en Inglaterra como es el Manchester City, pero se ha encontrado que por mucho que reciba halagos de sus compañeros y sea destacado por la prensa de la ciudad, su nombre se hunde más y más en el anonimato. Sólo cuando actúa con Brasil su fútbol recibe cierto reconocimiento.

Ante tal situación, este futbolista de cierta perfil rencoroso empieza a desesperarse. Presiona a su millonario club para que fiche a Iker Casillas, a Ronaldo y a Kaká y, de paso, reconoce que ha ido a parar a un club “con la mentalidad pequeña”. Vamos, una mentalidad pareja a su coeficiente intelectual, porque se empieza a dar cuenta que el tiempo se le escapa en esa fanfarronada de querer ser el mejor del mundo. Algo que podría conseguir, pero lo lleva claro con esa cabecita y su 'férrea' disciplina.

Robinho es un jugador de fantasía, pero sin un equipo detrás no es nadie. Sus filigranas alegran la vista, sus bicicletas sólo son admiradas y boceadas por los chinos y sus goles son terrenales. Es un jugador vistoso, incluso espectacular en el uno contra uno, pero carece de visión de juego y de pase, algo que manejan a las mil maravillas jugadores como Kaká, Cristiano Ronaldo, Messi o Ronaldinho.

Robinho se desespera porque se cree mejor de lo que es. Le falta humildad y, sobre todo, cerebro. Va a cumplir los 25 y el estancamiento amenaza su fútbol. Irrumpió como el sucesor de Pelé, pero de momento se queda en pele-le. Robinho no será nadie mientras no juegue en un grande y el City no lo es. Despreció al Real Madrid y tenía sus razones. También se sintió despreciado, pero le faltó paciencia, la misma que necesita ahora para crecer como un verdadero crack. Y es que es un niño mimado que se está robando el presente a sí mismo. Eso sí, forrarse se va a forrar. Pero sin gloria.
 



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