Sigan metiéndose con Plaza

Reconozco que me lo pasé francamente bien en el día de ayer viendo el CSKA-Real Madrid de la Euroliga. Un partido movido, de poder a poder, con alternancias en el marcador y buenos porcentajes de tiro. Un buen partido de baloncesto. Más allá del resultado (78-82 para los blancos) me gustaría destacar la figura de ese hombre llamado Joan Plaza. Sí, el entrenador del equipo madridista. Ese al que tantos han querido limpiar ya del banquillo blanco. Quizá porque no dé muchos titulares periodísticos o, simplemente, porque lleva desde el año 2005 en el banquillo y eso para algunos es síntoma de pesadez y aburrimiento. Desconozco los motivos aunque tampoco me importan.

La brillantez de un entrenador como Plaza debe evaluarse en partidos como el de Moscú. Ante un CSKA, que no hay que olvidar que es el actual campeón de Europa, el técnico blanco volvió a sacarse una defensa zonal que rompió el ataque de los rusos en el último cuarto del partido. Lo que no quiero imaginarme es si llega a suceder al revés, es decir, que hubiera sido Messina, técnico del CSKA, el que le hubiera bailado el chotis táctico a Plaza. Hubiéramos tenido rapapolvo seguro para el entrenador del Real Madrid. Ahora espero que los descreídos de este caballero tengan la dignidad de alabar su planteamiento. Al menos, parece que algo sabe de esto de la canastita y que no está puesto a boleo en el banco de Vistalegre.

Lo que hay que tener claro es que milagros, los justos. Esto es, si la plantilla es corta no se puede ser un mago. Con Papadopoulos comiendo pasta (espaguetis, tallarines y, por su puesto, euros) en Italia, Hamilton a medio gas y Pepe Sánchez enfuruñado con el baloncesto, la rotación se limita a nueve jugadores siempre y cuando, además, las lesiones no vuelvan a aparecer. La solución está en fichar. Bueno, bonito y...bueno. Antes que traer medianías preferiría ver en el primer equipo a Mirotic, un chaval del filial que va para figura. Recuerden su nombre.
 



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