Otra final, cuatro días después

Sigo buscando explicaciones al varapalo de Anfield y aún nadie me ha dado una razón convincente de lo que allí pasó: “Calentamos como motos. Se palpaba que el equipo estaba extramotivado y no había más que mirarnos a los ojos para darnos cuenta”, - me dice un jugador. Sin embargo, en cuanto el balón echó a rodar el Liverpool pasó por encima del Real Madrid. En todos los balones divididos salían victoriosos los ‘reds’. “Sabíamos que los quince primeros minutos eran muy importantes, pero no estuvimos a la altura. ¿El ambiente? Es espectacular, pero no es excusa para lo que nos pasó. Salimos dormidos al césped…”, - añade otro.

 

El tercer interlocutor puso el dedo en la llaga: “Nuestras individualidades no aparecieron y como equipo ellos son mejor que nosotros”. Me quedo con este resumen, pero sigo sin entender que no hubiera al menos diez minuto, y ya con el 2-0 en el marcador y con el error arbitral del penalti, en los que el Real Madrid no fuera capaz de atrincherar a los de Benítez. Pero no queda más remedio que pasar página y centrarse en la Liga. Algo que parece fácil, pero no lo es. El partido de hoy en San Mamés es una final, un auténtico ‘match-ball’ para aspirar al campeonato. Por cierto que aunque parezca mentira, los blancos llevan tres temporadas consecutivas arañando los tres puntos en La Catedral

La moral del vestuario está por los suelos y si el Barça aumenta su ventaja el título empezaría a ser una quimera. Ahora la clave es serenarse y no tirar por la borda (como ha dicho Juande Ramos) el trabajo de los últimos dos meses. Cuando el Madrid estaba a 6 puntos del Barça, el objetivo era llegar al clásico de mayo a 6 puntos de los blaugranas. Derrotándoles en el Bernabéu, el vestuario estaba convencido de que en las últimas 4 jornadas se podía rematar lo que parecía imposible hace diez jornadas.

El Real Madrid tiene tres visitas complicadas antes de recibir a los de Guardiola: Athletic, Málaga y Sevilla. En estos tres estadios se juega la vida. Aliados ya van quedando pocos. Uno de ellos se llama Hugo Sánchez, mexicano y madridista de los pies a la cabeza. Seguro que ninguno de sus futbolistas tiene tantas ganas de derrotar al Barcelona este fin de semana como él. El manito seguro que ya ha repartido ‘alfileres’ en el vestuario para semejante batalla. Si la gana, no descarto que se arranque con una ‘huguina’.

 



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