Pellegrini ya es una realidad

No hace mucho tiempo, en esta misma columna, adelantamos el nombre de quien se ha convertido en el único superviviente de la gran criba para convertirse en entrenador del nuevo proyecto del Real Madrid. Concretamente fue el 27 de marzo de 2009 cuando sacamos a la luz el nombre de Manuel Pellegrini. Dos meses después, ya podemos decir que lo que en marzo era una firme intención, ahora se ha convertido en una firme realidad.

Pellegrini es un hombre con el que Jorge Valdano ha tenido que negociar desde la clandestinidad y el secretismo. Estos dos últimos meses han sido largos para atar los cabos de un nuevo proyecto que recupere la identidad y la seriedad del madridismo.

El chileno representa la firmeza, el trabajo, la humildad y el perfil de hombre que asegura resultados a modo de entrenador discreto. En resumen, cumple a la perfección los requisitos que pedía Florentino Pérez para llevar la nave del banquillo madridista. Sus resultados con el Villarreal no se le escapan a nadie, haciendo una labor magistral en el equipo que dirige Fernando Roig, no sólo en la Liga, sino también en la Liga de Campeones.

Ahora, es el Real Madrid el que tiene que finiquitar esta larga negociación con el Villarreal. Al submarino amarillo le resta por pagar al Madrid una parte del traspaso de Diego López, por lo que dichos emolumentos podrían quedar descontados a la hora de pagar los 4 millones de euros que el chileno tiene de cláusula de rescisión.

En toda esta operación, uno de los hombres más contentos es Jorge Valdano. Para el argentino, Pellegrini reúne todas las características para que el chileno llegue a ser el mejor del mundo en su parcela y, sobre todo, cree Valdano que Pellegrini es el hombre ideal para que el madridismo recupere el fútbol, los títulos y, lo que es más importante, la ilusión.

Todo se está llevando con absoluta discreción y sólo falta que el martes o el miércoles se haga oficial. Eso sí, Pellegrini tendrá que cambiar el chip. El Real Madrid es el Real Madrid y ganar no será un premio, sino una obligación.



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