Vender a Robben: STOP

La corriente destructiva con el pasado que está significando para el Real Madrid la llegada de Florentino Pérez, se está cebando especialmente con aquellos temas deportivos que no disfrutaron de elogio en el anterior mandato. Con Ramón Calderón no funcionaron demasiadas cosas lejos del césped pero en él al menos se lograron títulos nacionales y éstos, no con protagonismo absoluto pero sí con una creciente importancia y en un porcentaje notorio dentro del club, participaron los holandeses. Ese grupo, que vestidos de oranje siempre aseguran espectáculo y con la casaca blanca no llegaron a despuntar como de ellos se esperaba, es ahora el primer problema que la directiva blanca quiere solventar.

Dentro de la enorme reorganización que está sufriendo la plantilla madridista en este verano de chequera en mano y presentaciones masivas, no parece haber sitio para la cuadrilla holandesa. Cada cual tiene razones para merecerse una segunda oportunidad pero igualmente para salir de inmediato buscando un acomodo que les asegure mayor regularidad. Es año mundialista y todos necesitan mantenerse en primera línea para no quedarse fuera y más de uno se expone a sufrir una pesadilla veraniega en 2010 sino decide armar las maletas antes de fin de mes.

Van Nistelrooy llegará tras una lesión larguísima que le ha costado perder opciones en ataque y que no le permite ser vendido (aunque sus números no lo merecerían así). Van Der Vaart no ha rendido, se ha mostrado siempre polémico en sus declaraciones y dista mucho de ser el jugador resolutivo que muchos esperaban (aunque se le fichó por aquella inoportuna lesión veraniega de Sneijder). Precisamente Wesley es quien más opciones tiene de quedarse puesto que a Pellegrini le gusta y a la afición también, ya que recuerdan su buen inicio y esperan que pueda recuperarlo. Drenthe debe ganarse sus minutos y aunque seguirá, su protagonismo puede ir en descenso y Huntelaar, que ha roto los registros estadísticos de goles por minuto, ya va rumbo de Milan preguntándose entonces que hay que hacer (además de hincharse a meter goles) para seguir en el Madrid.

El sexteto lo completa Robben. El extremo, que costó más de 35 millones de euros hace apenas dos campañas, ha cumplido a media y siempre que sus lesiones musculares le han permitido tener regularidad. En forma es imparable, un porche que se ‘gripa’ de vez en cuando, un perfecto driblador que encara, desborda y se atreve en situaciones delicadas pero que ha perdido gran parte de su caché. Se habla de su venta, de intentar sacarle algo de ‘jugo’ a su inversión y hasta se le ha pretendido colocar en equipos de segundo orden como Fenerbahce o Tottenham (él ha rechazado marcharse, pero pocos recuerdan ya su desequilibrio en los partidos atascados del Madrid esta pasada campaña y esos meses donde los más atrevidos no dudaron en compararle con Messi. Nada ha cambiado en Arjen desde entonces. Si acaso, su moral, su confianza y su trabajo, ése que asegura que sólo piensa en blanco y en continuar en una plantilla que debe hacerle hueco.

Porque es un jugador desequilibrante, un arma perfecta como revulsivo, un jugador diferente, de los que no abundan, de los que se pegan a la línea de cal, de los de antaño. Un extremo de toda la vida que no deberían menospreciar en Chamartín pues tanto para ganar la Champions como para imponerse en Chapín, Arjen nunca estará de más. Robben no debe venderse: Stop.

 



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