Estilo por estilo, bien. Nombres por nombres, mal

El pasado lunes se presentó Jose Mourinho como entrenador madridista, y el luso entró con el pie derecho en el club blanco. Creo que la rueda de prensa de presentación dejó al madridismo con una buena sensación, y es que el luso supo transmitir esa seguridad propia tanto a los que estábamos presentes en la sala, como al resto de aficionados y profesionales que le escuchaban a través de las ondas. Desde la distancia, dio la sensación de ser un hombre sereno, inteligente, entregado al fútbol, y dispuesto a darlo todo por sus jugadores. Y en la cercanía, algunos de esos directivos que le han traído al Real Madrid se mostraban muy contentos con el luso, sobre todo con su capacidad de trabajo y, dicen, con su capacidad de adaptación. Tanto que me atrevería a decir que a alguno le pude notar incluso con cierto estado de euforia después de haber pasado unas horas con él. Sea como fuere, esa actitud y esas premisas del luso parecen haber calmado un poco los ánimos en el madridismo después del despido de Manuel Pellegrini.

Eso sí, como suele suceder en estas presentaciones, de entre todas las respuestas de Mourinho era complicado encontrar algunas de fútbol puro y duro. Ahora, creo que es de recalcar algunas de esas pocas pinceladas que ha ido dejando sobre cómo quiere que sea su Real Madrid: primero, que quiere a Ramos de central; segundo, que prefiere a Ronaldo como extremo; y tercero y más importante, que no cree que sea necesaria una nueva revolución en el vestuario y que no le importan los nombres de esos refuerzos, sino el tipo de futbolistas para que encajen en el modelo que quiere imprimir a su equipo. Ojo.

Por el bien del Madrid, sería bueno que los dirigentes merengues escucharan a Mourinho a la hora de confeccionar la plantilla. Y es que es básico que un entrenador tenga al tipo de jugadores que quiere para su esquema, y más en este caso, si el equipo madridista quiere encontrar de una vez un rumbo y un estilo futbolístico en lugar de ir dando bandazos de un extremo a otro como en los últimos años. Si han confiado en él, deben poner toda la carne en el asador de una vez -no como se ha hecho con Pellegrini-, e intentar construir un equipo lo más a la medida posible de lo que demanda el técnico. Si no, si se fichan jugadores por su nombre en vez de por el lugar y el rol que deben ocupar en el campo, al final se acabará teniendo que hacer encaje de bolillos con lo que eso supone, como en los últimos diez años por otra parte…



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