Bienvenidas las nueces silenciosas

Dos películas me han marcado este año. Una es Origen, a la que acudí con un poco de  escepticismo y al final terminé incluyendo entre mis favoritas. Y otra es Avatar, que antes incluso de terminar ya estaba enterrada en mi particular baúl de películas para olvidar. Fui a verla al cine porque se vendió como una de las grandes producciones del  año, alabando su tecnología 3D, y el presupuesto invertido. Coincidió que ambas fui a verlas con las mismas personas, y todos comentamos lo mismo: una era demasiado ruido para  tan pocas nueces, mientras que en la otra había muchas nueces y casi no había generado ruido. Y eso me hizo pensar en el Real Madrid.

Y es que este verano el club blanco ha hecho siete fichajes, algunos de verdad esperanzadores, y sin embargo entre todas las presentaciones juntas no han reunido a tanta gente como siquiera la de Ronaldo el año pasado. De hecho la puesta de largo de
seis de ellos fue en el Trofeo Bernabéu el pasado martes. Y eso que a pesar del poco ruido, la ilusión del madridismo sigue intacta y las nueces son incluso de mejor calidad que las del año pasado.

No sé quién habrá sido el ideólogo de rebajar la producción de euforia dentro del club, aunque intuyo que buena parte de culpa la tendrá Mourinho, que fue el primero que no quiso pasar por el escenario del Palco de Honor el día de su presentación. Pero sea como fuere, bienvenida sea esta decisión. Las multitudinarias presentaciones no es que sean malas per se, es una forma de vender el producto tan lícita como cualquier otra, pero automáticamente genera un grado de expectación en la afición que si luego no se satisface provoca una sensación de descontento mayúsculo. Personalmente, en el caso del fútbol me pasa como en el de Avatar y Origen, que me quedo con las nueces aunque sean silenciosas.

 



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