Más que fútbol, hoy toca huevos

"Honrar la historia de lucha y superación de un club que jamás se rinde y que, a pesar de haber recibido más de un bofetón reciente ante su eterno enemigo, tiene armas para hincarle el diente"

Si le preguntáramos a un purista en esto de los clásicos, al típico personaje de madridismo hasta la médula y sangre blanca, si prefiere que su equipo juegue bien o le eche un par de narices en un clásico ante el Barcelona, seguramente elegiría en primer lugar la segunda de las respuestas. Viniendo de la travesía que viene el madridismo se da por descontado que si hay algo que ni el Bernabéu ni su afición perdonaría sería una bajada de brazos general. Eso choca frontalmente con la historia del Real Madrid, la que se ha transmitido de generación en generación y, por tanto, si se usa la bandera blanca es para presumir de equipo no para rendirse antes de tiempo. Eso está prohibido en la filosofía de Don Santiago Bernabéu.

Por eso, y por más que bajas como las de Arbeloa o Khedira (veremos a ver qué pasa con Di María) puedan trastocar la idea inicial de Mourinho, lo que está claro es que el Madrid no puede llegar al partido de esta noche ni cabizbajo ni entregado a su suerte. Eso sería faltarle al respeto a un escudo que han defendido varios de los mejores jugadores de la historia del fútbol mundial. Ante la adversidad, históricamente, el Real Madrid siempre se ha crecido y lo que es más importante, suele salir victorioso del envite. Hoy debe ser uno de esos días de casta y honor.

Es posible que Juanito o el mismo Raúl no fueran los jugadores más técnicos de su época. Igual en ese aspecto del juego no estaban ni entre los 10 ó 15 mejores del momento. Sin embargo, suplían esa flaqueza con raza, tesón y, como diría un castizo, con un par de huevos. Eso es lo que tiene que poner el Real Madrid esta noche ante el Barcelona sobre el tapete. Honrar la historia de lucha y superación de un club que jamás se rinde y que, a pesar de haber recibido más de un bofetón reciente ante su eterno enemigo, tiene armas para hincarle el diente y hacerle ver al madridismo que ese espíritu luchador no murió con Raúl sino que está igual de vivo que el primer día. Mejor día para demostrarlo que ante el Barcelona, imposible.

 

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