Hipocresía en estado puro

"Nos venden humildad y valores, pero los que pusieron a caer de un burro a Karanka son incapaces de asumir que mucha gente no piensa como ellos. Son unos intolerantes que acusan de 'pensamiento único' cuando son ellos los que lo pregonan"

Cuando Pep Guardiola anunció que dejaba el Barcelona la reacción del planeta fútbol fue unánime: admiración, buenas palabras, peloteo puro y duro... Estoy convencido de que nadie se esperaba otra cosa por parte de según qué ámbitos. Lo que sí me sorprendió es que cuando Karanka minimizó el efecto que su salida tendrá en la Liga Española todo el panorama mediático nacional se echara encima de él. No dijo nada del otro mundo, el propio Pep lo reconoció. Pero también el propio Pep se sintió molesto por sus palabras. El problema es que sigo sin entender qué motivó el enfado del barcelonismo. O mejor dicho, del antimadridismo.

La Liga seguirá sin Guardiola, seguirá sin Mourinho... Las personas, futbolistas, entrenadores y directivos, pasan; los clubes se quedan. Es así de simple, y no hay por qué enfadarse. Estoy seguro de que cuando Mourinho se marche del Real Madrid, espero que dentro de algunos años y de un ciclo de éxitos importante, nadie en el Barcelona lanzará una sola palabra de alabanza hacia el portugués. De hecho, nadie las espera. Como mucho palabras asépticas. Pero parece ser que de Karanka sí esperaban alabanzas hacia Guardiola. Esperaban peloteo, o al menos eso es lo que han dado a entender todos sus críticos. Porque, que yo sepa, Karanka en ningún momento faltó al respeto a Pep o al barcelonismo, no dijo una palabra más alta que otra.

La cuestión está en que hemos llegado a un punto en que bailarle el agua al Barcelona es casi una obligación si no quieres acabar lapidado. No hay más que ver la reacción que tuvieron determinados periodistas ante las palabras de Karanka. Pero, más alla de esto, los palos que se llevó el vasco vienen motivados por las ganas que se le tienen al Real Madrid y a Mourinho, al que algunos calificaron como 'autor intelectual' de las declaraciones de Karanka. Nos venden humildad y valores, pero los que pusieron a caer de un burro a Karanka son incapaces de asumir que mucha gente no piensa como ellos. Son unos intolerantes que acusan de 'pensamiento único' cuando son ellos los que lo pregonan. Y lo que es peor, son desinformadores que favorecen la prostitución intelectual. Con hipocresía y a conciencia, manipulando y moldeando la opinión pública. Por suerte, aún hay muchos que no se dejan.

 

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