"Os vais a cagar niñatos"

Los colegiados se convierten enemigos de los jugadores del filial

Llueve sobre mojado. Llega el final de temporada y de nuevo el Real Madrid Castilla está viendo como los árbitros se convierten en su enemigo número uno. Una situación, que ahora trae a la memoria las decisiones y despropósitos que, unidos a los propios errores del equipo, mandaron al Castilla de vuelta a Segunda División B.

Puede parecer que es recurrir a lo fácil, a lo de siempre, pero visto la actitud del colegiado que arbitró el encuentro entre Castilla y Fuerteventura el pasado domingo, cualquier duda queda exenta de razón.

Mario Melero López, colegiado, que deja mucho que desear como profesional, pero por desgracia para los blancos, designado para dirigir un encuentro en el que se jugaban continuar en los play-offs, se levantó el domingo con un afán, un tanto deleznable, de protagonismo. Lo más grave no fue que pitara un penalti inexistente a favor del equipo canario, que supuso el empate y que arrancó al Madrid de la tercera posición. Lo peor fueron las palabras que con cierto tinte de rencor, dirigió a algunos de los futbolistas blancos.

”œQue ganas os tengo niñatos, os vais a cagar”¦”. Según publica en su edición de ayer el Diario AS, entre otras muchas y más que vergonzantes ofensas, éstas fueron las que más se clavaron en la memoria de los jugadores a los que se dirigió. Palabras más dignas de un provocador, que de un árbitro, perteneciente a un colectivo que debería impartir justicia.

Los canteranos blancos, indignados a la par que disgustados por lo irreal de la situación, situaron el origen del conflicto en la final de la Copa de Campeones en la que el Valencia se proclamó campeón tras vencer al Juvenil blanco el año pasado. En aquel equipo se encontraban Antón y Parejo, a quién el colegiado no pitó un claro penalti. El nombre de aquel árbitro no podía ser otro que Melero López.

El domingo, Melero aprovechó el poder que el pito le otorga para hacer uso de él contra unos chavales de un filial cuya ilusión y entusiasmo es pisoteado por capricho de alguien que abusa sin escrúpulos de su poder. Habría que comprobar si éste elemento tendría el valor de actuar así ante jugadores como Raúl, Casillas, Pujol o Albelda.

La venganza de este señor es mezquina y digna sólo de un mal árbitro que no merece dirigir ni un partido más de fútbol. Y mucho menos del Real Madrid.



Reportajes DC