Y ahora, cojones y españolía

Los blancos buscan la victoria frente al Barcelona para quedarse a sólo un punto del liderato

Corría el año 1948 y Europa intentaba recuperarse de la II Guerra Mundial. España, que también tenía lo suyo para ponerse en pie tras su Guerra Civil, jugaba un partido amistoso en Zúrich contra la Suiza eternamente neutral. El jefe de la delegación española era el laureado teniente general Gómez-Zamalloa, un veterano de la División Azul en la estepas rusas. Gómez- Zamalloa no se lo pensó dos veces y bajó a los vestuarios a arengar a los internacionales españoles. Tras una charla sin contenido táctico y cargada de testosterona, el general acabó con una frase que habría de pasar a la posteridad: "Y ahora, muchachos, ya lo sabéis: cojones y españolía".

REAL MADRID: Casillas; Sergio Ramos, Cannavaro, Metzelder, Heinze; Higuaín, Lass, Gago, Marcelo; Huntelaar y Raúl.

BARCELONA: Valdés; Alves, Puyol, Piqué, Abidal; Xavi, Touré, Keita; Messi, Etoo e Iniesta.

ÁRBITRO: Undiano Mallenco (Comité Navarro).

ESTADIO: Santiago Bernabéu.

HORA: 20,00 (PPV).

Sesenta años después de aquello, la frase de Gómez-Zamalloa recupera toda su vigencia para que el Real Madrid afronte esta noche su partido con el Barcelona. El equipo de Guardiola, no vayamos a negarlo, es superior línea por línea y jugador por jugador (salvo, por supuesto, en el caso de Casillas). Si el Real Madrid quiere ganar y, con ello, mantener intactas sus aspiraciones de renovar el título de Liga, tendrá que hacerlo como lo hizo el pasado domingo en Sevilla: con cojones y con españolía, que fue lo que puso Raúl para marcar tres goles y para darle la vuelta a un marcador adverso.

No hay táctica que valga. El peor error en el que podría incurrir esta noche Juande Ramos es que querer jugar de tú a tú al Barcelona. El Barcelona tiene lo que no tiene el actual Real Madrid: fútbol. Y al Real Madrid le sobra lo que jamás ha tenido el Barcelona: cojones (y, también, españolía, no lo olvidemos). Tendrá que ser una batalla física, en la que los florilegios y los arabescos no tendrán cabida.

El Barcelona viene de disputar el pasado martes un partido muy físico contra el Chelsea. Los jugadores de Guardiola empiezan a notar el cansancio acumulado durante toda la temporada y su osadía de querer ganar tres título. Ahí está la baza del Real Madrid: buscar el choque, no dar ni un balón perdido y, sobre todo, ponerle esa casta que le ha convertido en el mejor club de la Historia.



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