La maldición de Riazor no es pasado

Un empate inesperado.

Hasta hace no mucho tiempo, ir al estadio de Riazor era para el Real Madrid toda una tortura. Y es que los blancos se pasaron la friolera de 18 temporadas sin conseguir la victoria en ese estadio, cosechando en algunos casos goleadas dolorosas ante el gran Superdépor de Mauro Silva, Fran, Djalminha y compañía.

Pero este Deportivo poco o nada tiene que ver a ese equipo de principios de la anterior década. Los problemas económicos que ha venido atravesando la entidad presidida por Lendoiro han originado la confección de una plantilla en la que los jugadores mediáticos brillan por su ausencia. Esa perdida de protagonismo de los coruñeses ha provocado, en primer lugar, que ya no peleen por los títulos, y en segundo lugar, que el Madrid haya conseguido acabar con un gafe que, desde hace años, le ha venido persiguiendo en ese estadio.

La temporada pasada, tras 18 de sequía, el conjunto entonces entrenado por Manuel Pellegrini consiguió imponerse en Riazor por un resultado de 1-3, en un partido en el que quedó en la retina una sensacional asistencia de Guti para Benzema de tacón que supuso el segundo tanto de los blancos esa noche. Una victoria que, a tenor del cero a cero de este sábado, fue un espejismo, y parece que el espíritu maldito de Riazor vuelve a merodear por la entidad de Concha Espina.



Reportajes DC