Sin otra elección que atacar

Mourinho se olvidó del trivote.

Con un 0-2 en contra, y con la obligación de marcar al menos dos goles en un estadio tan complicado como el Camp Nou, el Real Madrid, tras varios partidos planteando un esquema defensivo, tenía que liberarse de esas ataduras de una vez por todas y alinear un once que estuviera en disposición de ponerle las cosas difíciles a los de Guardiola.

 

A Mourinho y a Karanka no les quedaba otra. Con dos goles de desventaja, y con las ausencias de tres de los principales puntales defensivos de este equipo (los sancionados Pepe y Sergio Ramos, más el lesionado Khedira), el trivote, que tan buen resultado dio en la final de la Copa del Rey en Mestalla, tuvo que pasar a mejor vida para pasar al esquema clásico con el que ha venido jugando el equipo a lo largo de toda la temporada: el 4-2-3-1.

Con Iker Casillas en la portería, la defensa estuvo formada nuevamente por Arbeloa y Marcelo en los laterales, y tuvo la novedad de la presencia de Carvalho en el centro junto a Albiol (el portugués no jugó el partido de ida por sanción). Xabi Alonso y Lass ocuparon el doble pivote, mientras que por delante de ellos se ubicó una línea de tres compuesta por Kaká, Di María y Cristiano Ronaldo. Higuaín fue el delantero centro en el Camp Nou en detrimento de Adebayor.

 



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