La culerada se ahoga en su propia bilis tras el Clásico

Los periodistas culés no están asimilando bien la superioridad merengue de esta temporada


El cabezazo de Ramos en el Camp Nou

El cabezazo de Ramos en el Camp Nou




2. La casualidad madridista de ser el mejor equipo del mundo

El FC Barcelona hizo méritos suficientes para ganar el Clásico. Pero perdonó. El Madrid hizo méritos para empatar el partido. Y Ramos, en el último minuto, metió un gol estándar: son los que logra el mismo equipo y el mismo jugador de forma repetida. Es mentira que el Real no juega a nada: en los partidos grandes juega a que Ramos marque de cabeza en el último suspiro.

Los equipos superaron en mucho la actuación de los cracks. No fue el duelo entre Messi y Cristiano. Fueron dos equipos en lucha. La primera parte fue muy igualada. Se cocinóal punto, tal vez un poquito hecha para el Madrid, pero muy justito todo. En la segunda, primero con la consecución del gol de cabeza de Suárez y con la entrada de Iniesta se impuso el Barça y Neymar y Messi dispusieron de dos ocasiones para lograr el 2-0. Sobre todo, la del brasileño fue muy clara. Ahí perdonó el Barça, dejó abierto el Clásico y llegó lo clásico: gol de Ramos al límite. Es cierto que Arda podía ahorrarse la falta y que Ramos remató totalmente solo sin oposición y sin salida de Ter Stegen, cuando, junto a Ronaldo, el central es al que hay que marcar más de cerca a balón parado.

El Clásico así se decidió a balón parado, con dos goles de cabeza, dejando todo en el aire. Pero ni la Liga está tan decidida ni tan abierta. Queda mucho y llegarán crisis, pero el Barça deberá jugar más presionado, ya que no depende de sí mismo y deberá fallar el Madrid, un equipo que ni pierde ni brilla. Los blaugrana deberán recuperar sensaciones que esta temporada aún no han aflorado. Al Barça le falta hacer un gran partido completo ante algún grande y ganar autoestima. Tiene un equipazo, pero es demasiado irregular. Los títulos se juegan más tarde es verdad, pero las inercias son muy difíciles de cambiar. El Barça debe volver a dar la imagen de indestructible, de invencible y se lo deben creer. Para ello necesitan cuajar mejor fútbol y resultados. Equipo existe.

Respuesta del Infiltrado: El barcelonismo difícilmente aceptará alguna vez que el Real Madrid es superior. Ni siquiera lo hacen al hablar de historia y poner en una balanza los títulos que han conseguido unos y otros. Porque cuando llega ese momento no tarden en sacar su argumentario más rancio, ese que habla del 'blanco y negro', de los árbitros, de Franco y de la suerte divina. Así que esta temporada no puede cambiar la costumbre y difícilmente vamos a oír como un culé reconoce que hasta ahora el Real Madrid está siendo superior a su equipo y que, como poco, mereció el empate en el último Clásico.

Porque para la culerada, si hoy el Real Madrid es campeón de Europa es por simple suerte. Por los bombos - manipulados, según su versión - y porque tiene a Sergio Ramos. Sí, decimos bien. Porque ahora resulta que el equipo de Zidane nunca juega bien. Más bien lo que hace es esperar que el sevillano le salve el partido con un cabezazo en el último minuto. Como si la épica no formara parte del fútbol y como si no tuviera mérito igualar o ganar un partido en el descuento.

El problema es que ya quisieran ellos tener los 'hue***' que tiene el Madrid. Porque en el fondo siempre han envidiado al equipo blanco. Pero no tienen el valor de reconocerlo y admitirlo, así que disfrazan ese sentimiento de inferioridad diciendo que su eterno rival tiene mucha suerte y nunca merece lo que consigue. Llevamos escuchando eso 114 años y los que nos quedan, porque en pleno siglo XXI son incapaces de reconocer que el empate en el último Clásico fue justo y que, como muchos anticipábamos, Clos Gómez incluso le tangó el triunfo a los merengues. 

Pero no pasa nada, que sigan con su película. Porque no se dan cuenta de que esta está siendo su mayor perdición. Mientras piensen que el Real Madrid gana por suerte no se darán cuenta de lo que realmente necesitan para llegar a ser algún día como el equipo de la capital. Es decir, igualar su entrega, su lucha, su 'ADN' de no darse nunca por vencido. Porque, al fin y al cabo, es cierto que el Madrid juega a que Ramos marque en el último suspiro. Y bien orgulloso que está de ello, porque al menos sabe que, pase lo que pase, siempre le quedará el corazón. Algo que el Barcelona nunca sabrá lo que es.