El alemán se despide por todo lo alto del Bernabéu tras anunciar su retirada del fútbol
El alemán pone punto y final a su carrera en el pico más alto de la montaña, con la sensación de que le quedaba mucho fútbol aún en sus botas, pero ganándose el reconocimiento y la admiración de todo el planeta fútbol.
Sólo podemos darle las gracias por haber representado como pocos la grandeza del Real Madrid. Por no dejarnos ver nunca una peor versión de su fútbol. Jamás sabremos cómo hubiese sido Kroos en su último aliento. En el declive propio y natural de la vida. Se ha ido en la cima.
Eso refleja valentía, elegancia, amor propio y gloria. Se nos ocurren infinidad de palabras para definir lo que ha sido la carrera de Kroos, pero la realidad es que todas se quedan cortas. Ninguna podrá describirle.
Para eso hay que verle y nosotros, tú madridista que lees esto y yo que lo escribo, hemos tenido la suerte de disfrutar.
Kroos ha dejado huella. Y eso es muy difícil decirlo en el Real Madrid. Yo no vi a Di Stéfano, pero quien tuvo la oportunidad de hacerlo me dijo lo magnífico que fue. Eso lo sabe cualquier amante del fútbol. Con Toni pasará lo mismo porque su nombre, desde ya, está grabado en las páginas doradas de la historia de este deporte.
No llores porque terminó, sonríe porque sucedió. Las mejores novelas lo son, precisamente, porque tienen un perfecto final. Y así ha sido el de Kroos. Aplaudido, ovacionado y hasta con lágrimas del que parecía estar hecho de otra pasta.
Toni es humano. Pero un humano que, hoy mismo, se convierte en otra cosa. Gracias, leyenda.
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