Las modificaciones introducidas en el once de Ancelotti tuvieron como consecuencia en la defensa la titularidad del ex del Oporto, con despistes atrás, pero a punto de firmar un gol tras un pase de rabona magistral de Vinicius.
El Real Madrid tenía un partido capital para finiquitar la Liga en la jornada 34 ante el Cádiz en el Santiago Bernabéu. Carlo Ancelotti introdujo numerosos cambios en el once, con la novedad del regreso de Thibaut Courtois a la portería merengue después de casi 270 días. El guardameta belga se lesionó el ligamento cruzado anterior de la pierna izquierda el pasado verano, al principio de temporada, y se rompió el ligamento cruzado anterior de la pierna izquierda este mes de marzo cuando estaba a punto de volver a jugar.
La pareja de centrales también fue novedosa en la alineación, apostando por Nacho Fernández -jugó en Múnich tras su gran partido en el Etihad ante el City- y Militao, que sigue sumando minutos para coger el ritmo necesario y la exigencia requerida en este final de campaña.
El central brasileño firmó un partido discreto, llevándose un buen susto superado el ecuador de la primera mitad. Sobrino superó, precisamente, a Militao, ganándole el cuerpo y se plantó ante Courtois, tocando justo antes, y de manera leve, Nacho, impactando el esférico en el plao derecho del cancerbero
En la segunda parte, justo en el inicio, el brasileño volvió a tener un pequeño fallo, ganándole en carrera Chris Ramos y Nacho, que no hizo falta, no impidió finalmente que se plantara ante Courtois, en un mano a mano que el meta solventó como suele acostumbrar, con un manífico paradón.
Con el partido ya controlado, el Madrid fue más ofensivo y, en un centro de rabona magnífico de Vinicius, Militao remató con la cabeza en una parada providencial de Ledesma que podría haber supuesto el 3-0.
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