De la mano de un inconmensurable Ayón, el Real Madrid sostenía las primeras ventajas de los rusos en el arranque del partido. Pablo Laso tuvo que pedir tiempo muerto después de un parcial de salida de 12-4 que hacía temer lo peor. Sin embargo, con el mexicano reinando en la zona, el cuadro blanco logró terminar el primer cuarto prácticamente empatado (18-17).
Fue en el segundo cuarto cuando, de la mano de la segunda unidad, el Madrid intentó un despegue en el marcador que estuvo cerca de lograr. Randolph empezó a hacerse fuerte en la zona (un tapón brutal sobre Williams quedará para el recuerdo) y el juego en ataque empezó a ser más fluido con la entrada de Doncic (36-43).
Eso sí, el tercer cuarto fue el de menor nivel del Real Madrid en el partido y lo pagó. Los rusos dominaron el espacio y a los blancos se les fundieron las luces ofensivas por momentos. Un parcial de 23-14 devolvía el mando del partido a los locales después de que el Madrid lo tuviera relativamente controlado hasta ese momento (59-57 min.30).
Sin embargo, en el último cuarto volvió a verse una versión más aseada del Real Madrid. Laso se apoyó en Hunter, Randolph y Doncic para volver a mandar en el marcador y tener un final relativamente cómodo de partido para lograr una nueva victoria europea que refrenda a los blancos como líderes de la Euroliga. 
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