El último movimiento del argentino, después de aquel incendiario burofax en el que mostraba bien claro su deseo de marcharse, ha sido filtrar, a través de RAC-1, que no acudirá este domingo a la ciudad deportiva culé para pasar los test del coronavirus para los que está citada toda la plantilla.
El pulso de Messi a Bartomeu y, de paso, también a Koeman, que está quedando como una auténtica marioneta en todo este asunto, no solo se mantiene sino que entra en un nuevo episodio. Una guerra en toda regla que solo puede tener un ganador.
Messi no quiere volver a ponerse la camiseta del Barcelona, está harto y busca cualquier argumento legal que le permita largarse a otro equipo lo antes posible. La postura del Barcelona de no negociar con nadie y de ir a la pelea legal ha sido la gota que ha colmado la paciencia del jugador de fútbol que más dinero cobra en el planeta.
La directiva culé se ve totalmente acorralada y aunque ya se han filtrado las cantidades que tendría que pagar Messi en concepto de multa por no presentarse a los entrenamientos, al argentino parece importarle todo bien poco. Se siente fuera del Barcelona y hará todo lo que pueda por no volver a pisar el Camp Nou. Preparemos las palomitas porque la guerra está servida.
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