Kylian Mbappé fue uno de los primeros en rendirse a Zinedine Zidane: “Zidane es un ídolo de mi infancia”, afirmó. Por la misma dirección optó, el otro gran deseado, Eden Hazard: "Como jugador creo que no hay color, tengo mucho respeto por Zidane, ha sido mi ídolo, gracias a él empecé a jugar", aseguró.
Paul Pogba es otro ejemplo. El francés se rindió a su compatriota muy recientemente y fue el último ejemplo de que estar a las órdenes de Zizou tiene mucho tirón: "El Real Madrid es un sueño para todos los niños, para todos los jugadores de fútbol, especialmente con Zidane”, comentó en sala de prensa en este mismo parón de selecciones. (Noticia DC: la reacción no contada de Vinicius tras la vuelta de Zidane)
Hay más ejemplos, no solo de estos tres, como Fekir en 2016 que afirmó que "si Zizou me llama mañana mismo, me voy con él encantado, nunca le diría que no" o Paulo Dybala que también le mandó un buen piropo al míster del Real Madrid: "Me hubiera gustado jugar con Zidane. Todos conocemos su calidad. Admiraba su técnica, la manera en la que se movía en el campo, la manera de regatear a los rivales. Hacía parecer fáciles las cosas difíciles. Todos han visto que tipo de jugador ha sido y ahora está demostrando que es bueno también como entrenador". Es el impacto que tiene tener a una leyenda en los banquillos.
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