El césped retráctil supone, sin lugar a dudas, una de las mayores dificultades de la obra. Se debe excavar a una cantidad considerable de metros de profundidad y sortear todos los inconvenientes del subterráneo del Bernabéu. Conviene recordar que el metro está cerca, por lo que no es algo que se debe tomar a la ligera. (Siguen las obras del Bernabéu: el símbolo histórico que se ha retirado).
Es un trabajo que podría llevar perfectamente varios meses y que, por este motivo, el club habría decidido dejarlo para el próximo verano. Quieren ser previsores y tener disponible para jugar el estadio si finalmente el Consejo Superior de Deportes autoriza la entrada de un tercio del aforo para los partidos. No es lo mismo desmontar una cubierta, y que no esté terminada, que el césped dónde deben estar los protagonistas.
El Real Madrid siempre ha tenido claro que celebrar los partidos en el Di Stéfano es algo excepcional de esta temporada. Por mucho que esté trayendo suerte hasta el momento, la idea es que los de Zidane comiencen el nuevo curso en el Bernabéu. Las obras continuarán con el plan que tenían antes de que llegara la pandemia (trabajar por las noches e intensificar en los meses de verano). (La impactante imagen de Florentino dentro de un Bernabéu sin cubierta).
Lo que no cabe duda es que el Real Madrid tendrá un estadio a la altura de lo que exige el club. No hay en Europa ni uno sólo parecido que pueda competir con el nuevo Bernabéu. Por muchos millones de euros que hayan invertido Bayern de Múnich o Tottenham, lo cierto es que están varios peldaño por debajo del que disfrutará el club blanco.
Es la obra maestra de Florentino Pérez. El presidente ya dejó su sello con la actual Ciudad Deportiva y también lo hará con el Santiago Bernabéu. Eso sí, como siempre, honorifica la historia del club. El estadio de Valdebebas mantiene el nombre Alfredo Di Stéfano y, aunque algunas empresas trataron de apropiarse del naming del Bernabéu, no cambiará ni una sola letra.
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