Dice Sergio Ramos que siempre quiso seguir en el Real Madrid. Y es verdad. Pero también quiso hacerlo imponiendo su ley, intentando presionar al club blanco para que le hiciera la oferta que a él le convenía. Cada parte tendría sus razones, pero al final el de Camas se marcha y lo hace porque escogió el peor momento posible para echarle un nuevo pulso al club y concretamente a Florentino Pérez.
Ramos quería dos años, el Madrid le ofreció uno y el "planificad sin mí" del de Camas fue entendido como una negativa a continuar en el club blanco. Cuando Sergio quiso dar marcha atrás ya era demasiado tarde. Un pulso con fatal desenlace que ha tenido cuatro razones por encima del resto.
El fichaje de David Alaba es solo la guinda del pastel. Quizá si Ramos hubiera renovado su contrato el Real Madrid se hubiera replanteado si fichar o no al austriaco, que ahora ocupará el sitio del capitán madridista en el centro de la defensa. Era una oportunidad única y Ramos no vio venir que el Madrid podía planificar sin él de verdad. Su farol le ha salido más caro que nunca.
Las razones del adiós de Sergio Ramos
Pero aparte del fichaje de David Alaba, muy conveniente para el Madrid por la situación contractual que tenía el ex jugador del Bayern, ha habido más factores que han influido mucho en la decisión final del club de no volver a poner sobre la mesa la oferta que Ramos había rechazado inicialmente.
Para empezar, Sergio Ramos ha vivido su peor temporada en el Real Madrid. Desde enero apenas ha tenido protagonismo debido a sus problemas físicos, y cuando volvió ante el Chelsea en semifinales de la Champions dio pena verle sobre el terreno de juego. Ese no era nuestro Sergio de siempre. Y ha sido clave esta circunstancia de tanta lesión consecutiva otro factor que ha decantado la balanza.
Si a ello le sumamos el extraordinario rendimiento que han tenido por un lado Eder Militao y por otro lado Nacho Fernández, blanco y en botella: el Real Madrid no ha visto la necesidad de ampliar el contrato a Sergio Ramos, quien además era el jugador más caro de la plantilla.
El madridismo siempre recordará a Ramos por el gol de la Décima, por su pundonor, por su liderazgo y por una de las eras más doradas de la historia del club. Es justo dejar claro que se le echará mucho de menos. Pero también es justo aclarar que su marcha es única y exclusivamente responsabilidad suya. En el fondo él lo sabe y por eso su despedida ha sido muy diferente de la que tuvieron otras leyendas en el momento de su partida.
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