Lo de Raúl ha sorprendido a propios y extraños. No ya porque ha convencido a Pellegrini en los entrenamientos sino porque además ha respondido en los partidos anotando goles y trabajando para el bien del equipo. Los que le ven trabajar a diario alucinan con su carácter y pasión por su profesión a pesar de su dilatada carrera en un club con tanto desgaste como el Real Madrid.
GUTI, CLASE POR DOQUIER
Guti, por su parte, parece vivir una segunda juventud. En principio no parte entre los titulares, pero su concurso ha sido vital en los dos últimos partidos del equipo. En Cornellá se marcó un gran partido. Con el toque y la distribución por bandera, el de Torrejón conformó, incluso, a sus más críticos. En Zúrich, sin ir más lejos, salió en la segunda parte cuando peor estaban las cosas y, además de marcar un gol de bandera, volvió a hacer propia la posesión de balón para el Real Madrid.
Raúl y Guti. Guti y Raúl. Dos canteranos que tras catorce temporadas dando guerra en el primer equipo, continúan al pie del cañón. Tocando la misma canción. La de dos rockeros con el hambre de dos novatos. Pellegrini y el madridismo se lo agradecerán por siempre.
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