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En una operación un tanto extraña (el Barcelona pagará en total 58 millones por un futbolista que finaliza contrato ese mismo 2014), el club azulgrana se ha asegurado el fichaje de Neymar. Sandro Rosell llevaba detrás del brasileño desde que se dio a conocer el interés del Real Madrid en su contratación, y finalmente parece haber conseguido su propósito. Con el desagrado de Guardiola, que no veía con buenos ojos el fichaje del brasileño pero tendrá que tragar con él si sigue en el banquillo del Camp Nou para entonces. Aunque de esto existen dudas razonables.
El dinero del traspaso irá a parar a manos de accionistas que comparten los derechos del jugador, entre ellos su padre, que se llevará una jugosa comisión por haber mantenido a su hijo lejos del alcance del Real Madrid. Según informa el diario As, el Barcelona niega la veracidad de dichas informaciones. Pero, a dos años de su llegada, es lógico que traten de esconder el pastel. El madridismo tiene un nuevo enemigo: se llama Neymar y, cómo no, vestirá de azulgrana. Peor para él.
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