El Barcelona rompe el acuerdo con el vestuario por la renovación de Márquez

El mexicano, con beneficios





Y es que, si bien Márquez puede tener su renovación muy avanzada, el club decía haber parado las negociaciones con todos aquellos futbolistas que acababan contrato en las próximas fechas. Todo empezó el día que Etoo manifestó a una publicación francesa que "ya tenía tomada una decisión sobre su futuro" y se negó a posar con la camiseta del Barcelona. En aquel momento, se entendió que el camerunés estaba intentando presionar a la directiva culé para lograr una sustanciosa renovación, puesto que acaba contrato en 2010 y quería pasar a ser el mejor pagado de la plantilla, algo a lo que el Barcelona no estaba dispuesto a acceder en un principio.

Viendo el conflicto que generó la renovación del siempre conflictivo delantero, el club catalán decidió entonces parar todas las renovaciones en marcha hasta final de la temporada, con la excusa de no perjudicar la marcha deportiva del equipo y de que los jugadores no se descentraran. Así, futbolistas blaugranas como Jorquera o Sylvinho -que acaban contrato este verano- se dieron por enterados de que el club poco menos que no contaba con ellos. Pero no sólo ellos dos, porque otros como Victor Valdés, Pinto, Puyol, Victor Sánchez, Gudjohnsen o Pedro, además de los mencionados Márquez y Etoo, acaban contrato en 2010 y vieron cómo sus renovaciones quedaban aplazadas al menos cuatro meses. Y en casos concretos como el de Valdés o Puyol, las disputas no eran precisamente amistosas.

Sin embargo, parece ser que ese pacto al que se llegó con el vestuario blaugrana ha quedado en agua de borrajas, pues la directiva culé ha estado negociando con Márquez por debajo de la mesa. Primero fue Xavi el que renovó, luego Busquets, y ahora el mexicano -que es otro de los preferidos de Guardiola-, mientras que otros nueve jugadores siguen esperando una llamada procedente de Laporta o Txiki Beguiristain. Quién sabe si con este descuido no habrán abierto la Caja de Pandora y estemos ante el preludio de otra 'rajada' como la de Villafranca.