Los marselleses parecen haber encontrado el camino para lograr el título liguero y romper la hegemonía de siete temporadas instaurada por el Lyon.
Apoyados en su público se han alzado con el liderato y ahora deben aprender a conservarlo también lejos del Velódromo. En Lille tendrá que emplearse, porque el club del norte del país está completando una buena temporada que le mantiene en los puestos medios de la tabla.
Los de Eric Gerets tendrán la tranquilidad de que acabarán el fin de semana como primeros de la tabla, puesto que el Burdeos, el único que puede arrebatárselo, no jugará, puesto que el sábado disputará frente al modesto Vannes, de segunda división, la final de la Copa de la Liga.
Su duelo liguero ante el Rennes se disputará el miércoles siguiente.
El Lyon se encuentra a cuatro puntos de la cabeza que ostentó con orgullo durante la mayor parte de la temporada, pero que se dejó arrebatar hace dos jornadas.
Los lioneses deben probar que no han perdido la fuerza que les llevó a sumar los últimos siete títulos ligueros y que todavía no han dicho su última palabra para lograr un octavo.
Sin embargo, deben cuidar también la retaguardia, puesto que están a un sólo punto del PSG, su rival del fin de semana, que amenaza con quedarse con la tercera plaza, sinónimo de disputar la Liga de Campeones, una competición en la que los lioneses se han colado entre los 16 mejores en las últimas cinco campañas.
Los parisienses están lanzados en las últimas jornadas en busca de un puesto de brillo que les falta en las últimas temporadas.
Del duelo en Gerland, que abrirá mañana la jornada 33, saldrá un equipo tocado y otro lanzado hacia metas más altas en las cinco que quedarán para el final del campeonato.
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