Alonso cerró con un notable una temporada llena de dudas

El español Fernando Alonso (Renault) consiguió cerrar el Campeonato del Mundo de Fórmula Uno del 2008 con un notable, pese a que durante los dos primeros tercios de la temporada apuntaba a un claro suspenso por las carencias mecánicas de su monoplaza.





Mal arranque con un final esperanzador

En la parte final del campeonato Alonso pasó de pelear a duras penas por entrar en la zona de puntos a lograr dos triunfos (Singapur y Japón) y un segundo puesto de cierre en Brasil. El español llegó a descartar cualquier opción de luchar por el triunfo en ninguno de los grandes premios del calendario, pero al final las mejoras experimentadas por su coche le permitieron lograr lo que parecía impensable.

El piloto asturiano comenzó la temporada con un hasta prometedor cuarto puesto en Australia, pero a este "casi-podio" le siguieron un octavo puesto en Malasia, un décimo en Bahrein, un abandono en España, un sexto en Turquía, un décimo en Mónaco, una nueva retirada en Canadá, un octavo en Francia, un sexto en Gran Bretaña y un undécimo en Alemania.



El panorama del español hasta ese momento era bastante desolador. Alonso estaba bastante desanimado. Todo un bicampeón mundial se las veía y deseaba para tratar de superar a equipos contra los que no estaba acostumbrado a pelear. El punto de inflexión de la temporada de Fernando Alonso comenzó a producirse en el Gran Premio de Hungría, precisamente en donde un año antes arrancó su pesadilla en el equipo McLaren-Mercedes y que acabó en un divorcio. Alonso consiguió acabar cuarto en Budapest.

En la siguiente carrera Alonso sumó su segundo abandono en suelo español de la temporada. La primera edición del Gran Premio de Europa, en el trazado urbano de Valencia, acabó para el español antes de completarse la primera vuelta, tras ser embestido por detrás por el japonés Kazuki Nakajima (Williams-Toyota). Pero luego llegaron dos cuartos puestos consecutivos, en Bélgica y Singapur, con una notable mejoría en las prestaciones del R28. Alonso comenzó a recuperar la sonrisa y pensar en la posibilidad de acabar la temporada con al menos una visita al podio, que se convirtió en su objetivo.

Y llegó la carrera de Singapur, la primera prueba nocturna de la historia del Mundial de Fórmula Uno. Antes de comenzar a rodar, Alonso, pese a ser consciente de que su coche había cambiado, siguió viendo "prácticamente imposible" cualquier opción de hacer algo sonado. El español llegó a tener razón por culpa de una avería en la bomba de la gasolina de su monoplaza durante la sesión de clasificación que le relegó al decimoquinto puesto de la parrilla. "La carrera está perdida", llegó a decir a Alonso la víspera de la carrera.

Pero toda la mala fortuna que le persiguió durante las anteriores citas se transformó en suerte en el Gran Premio. Alonso salió decimoquinto, pero una oportuna salida a la pista del coche de seguridad, motivada por un accidente de su compañero, el brasileño Nelson Piquet, le abrió de par en par sus opciones en la carrera y con un ritmo de carrera apabullante consiguió apuntarse su primer triunfo de la temporada y el vigésimo de su vida.

A la siguiente carrera, en Japón, Alonso llegó con optimismo, pero sin una euforia desmedida. Y en el Monte Fuji volvió a disponer de un coche competitivo que, unido a los fallos de sus rivales, le permitieron sumar un nuevo triunfo, el segundo consecutivo. Alonso era en ese instante el piloto que más puntos había sumado en las seis últimas carreras. Un cuarto puesto en China, pero no muy lejos de los equipos punteros, y una segunda plaza en Brasil acabaron de enderezar lo que llegó a ser un desastre. Renault encontró el rumbo, aunque ya al final del año y cuando era muy tarde.

En la segunda mitad de la temporada las nueve carreras que hay entre Alemania y Brasil, Alonso ha sumado 48 puntos, dos menos que el campeón del mundo Hamilton y uno menos que el brasileño Felipe Massa, mientras que en las nueve primeras tan solo sumó trece.