La pasada temporada, primero Benítez y luego Zidane demostraron a todos los bocazas que Lucas no había regresado al Real Madrid para ser suplente, y mucho menos para ver los partidos desde la grada. El gallego se convirtió en un jugador muy importante que llegó a discutir la titularidad a las estrellas.
1.647 minutos jugó en toda la pasada temporada, y este curso ha superado ya en el mes de diciembre la barrera de los 1.000 minutos. 1.096 suma hasta la fecha tras los 90 del pasado jueves ante el América. Estos números demuestran que el canterano no sólo no ha bajado sus prestaciones, sino todo lo contrario.
En las semifinales del Mundial de Clubes, el habilidoso extremo demostró que su velocidad y explosividad son una de las principales armas del equipo blanco sobre todo en ausencia de Gareth Bale. Pero no sólo ante el América su rendimiento ha sido excepcional. No hay que olvidar su importancia en los últimos partidos de Liga ante el Barcelona o el Deportivo.
Frente a los culés, hizo de pantalla a Piqué para que Sergio Ramos pudiera marcar el gol del empate. Lo mismo sucedió ante el Depor, facilitando el remate del sevillano en el 3-2. Antes de eso, además, había asistido a Mariano en el empate. Y así una y mil veces, dejando a Zidane encantado pero ya no sorprendido.
En sus primeros meses en el Real Madrid era una sorpresa ver a Lucas rindiendo a semejante nivel, pero actualmente ya no lo es. Ahora, la sorpresa sería verle jugar mal, algo que parece complicado.
Frente a los culés, hizo de pantalla a Piqué para que Sergio Ramos pudiera marcar el gol del empate. Lo mismo sucedió ante el Depor, facilitando el remate del sevillano en el 3-2. Antes de eso, además, había asistido a Mariano en el empate. Y así una y mil veces, dejando a Zidane encantado pero ya no sorprendido.
En sus primeros meses en el Real Madrid era una sorpresa ver a Lucas rindiendo a semejante nivel, pero actualmente ya no lo es. Ahora, la sorpresa sería verle jugar mal, algo que parece complicado.
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