Presente y futuro. Eso es lo que representa Isco tanto para el Real Madrid como para la selección española. El futbolista blanco centra los ojos de medio mundo y más aún después de la exhibición que se sacó ayer de la chistera para liderar a España en su victoria ante la poderosa Italia. Dos golazos, un caño de escándalo a Verratti y un sinfín de recursos que el convierten en uno de los jugadores de moda del momento.
Y pese a todo Isco sigue luchando día a día para ganarse un puesto en el once inicial del Madrid jornada tras jornada. Es lo que tiene jugar en el mejor equipo del mundo, que hay la mayor competencia del planeta y que nadie tiene asegurado su puesto porque hay muchos que aprietan por detrás. Y eso es precisamente lo que reconocía justo hace un año el centrocampista en una entrevista que concedió para el diario Marca.
Lejos de ver conspiraciones e hilos que se mueven por manos invisibles, Isco se echó la culpa a sí mismo de no haber conseguido la regularidad necesaria como para ser titular indiscutible en el Madrid. “Al final, si no soy titular con Ancelotti, no soy titular con Benítez y no lo soy con Zidane, no voy a ser tonto de buscar problemas donde no los hay. Al final el responsable soy yo y eso es lo que quiero ver, dónde puedo mejorar para estar ahí”, afirmó justo hace un año el malagueño, tirando de autocrítica.
Y también, el ex del Málaga habló de cómo llevaba las suplencias cuando le tocaba ver los partidos desde el banquillo: “Bien, creo que bien. Intento trabajar. No es plato de buen gusto verte en el banquillo prácticamente cada día. Pero, como he dicho muchas veces, no me voy a rendir tan fácilmente. Sé que voy a triunfar, no sé si en el Madrid, espero que sí. Si no, en otro lado seguro que sí”.
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