El primer cambio y el más importante ha sido en la portería. La salida de Alisson, uno de los mejores el pasado curso, camino del Liverpool dejó 63 millones en las arcas que Monchi, un viejo conocido del fútbol español ha sabido sacarle su jugo. El meta sueco Robin Olsen asumió la responsabilidad pero, por el momento, no ha hecho olvidar al brasileño. Aunque no solo por sus actuaciones individuales, ya que la maquinaria defensiva aún no está del todo engrasada.
La Roma ha recibido siete goles en los últimos tres partidos oficiales que ha disputado la Serie A. El último, ante el Chievo, fue el más sonrrojante. Los de Di Francesco vencían por 2-0 pero dos errores puntuales les costaron dos goles que significaron el empate. El último, a falta de cinco minutos tras un error en cadena de los defensas.
Una defensa formada por tres centrales y dos carrileros, más pendientes de funciones ofensivas, algo que pueden aprovechar jugadores veloces como Bale o Asensio para abrir huecos en la defensa romanista. De igual modo, Kolarov, el carrilero zurdo, tiene un guante en su pierna izquierda y a balón parado es un futbolista decisivo del que se pueden sacar partido las torres como Fazio, Manolas o Dzeko. Algo muy a tener en cuenta por los de Lopetegui.
El centro del campo de la Roma no ha perdido su músculo. Pese a las salidas de Nainggolan y Strootman, Nzonzi y De Rossi guardan las espaldas a sus carrileros y, además, Pastore aporta llegada sobre la meta rival. La lesión de Perotti le da más oportunidades a los jóvenes Schick y Under, que tienen mucha calidad y pueden darle algún quebradero de cabeza a la defensa blanca aunque aún no han explotado. Los laterales Carvajal y Marcelo, también muy ofensivos, deberán estar pendientes a ambos. De igual forma, Casemiro, en su función habitual, deberá cuidar las espaldas de ambos puñales por las bandas. Modric y Kroos harán el resto en ese duelo de poder a poder ante el ‘músculo italiano’.
El gol es cosa del gigante Dzeko. Un delantero que hace de todo y todo lo hace bien: juego aéreo, capacidad para mantener el balón y combinar con los mediapuntas y extremos. Unos recursos que si Ramos y Varane saben frenar, Di Francesco puede optar por darle la oportunidad a Justin Kluivert, hijo del mítico exjugador holandés. En fin, un abanico de posibilidades para el técnico italiano en busca de asaltar el Bernabéu.
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