Bale es capaz de lo mejor o de lo peor. Desde su llegada al Santiago Bernabéu en el verano de 2013, el ex del Tottenham se ha convertido en un futbolista de finales. Lo hizo en su primera temporada, dando la Copa del Rey al Real Madrid después de su histórica cabalgada ante Marc Bartra, corriendo incluso por fuera del campo y la décima Champions en Lisboa, anotando el segundo gol después de un remate a placer de cabeza. Desde entonces, Bale ha ido arrastrando problemas físicos, que nunca le han dejado brillar. (Bale dejó con las ganas al periodista que le 'picó' con las críticas)
Estas lesiones se han repitiendo constantemente hasta el punto de que directivos del club blanco hayan pensado en venderle -tiene buen ‘cartel’ en Inglaterra, con ofertas superiores a 100 millones de euros-, pero Bale siempre responde en el campo y en las finales. Nadie daba un ‘duro’ por él al final de la temporada pasada, cuando Isco convenció a Zidane y el francés optó por darle la titularidad al malagueño en las grandes, relegando al galés al banquillo.
Pero el ‘expreso’ de Cardiff saltó al ‘verde’ del Olímpico de Kiev en la segunda mitad de la final ante el Liverpool y no se le ocurrió otra ‘cosa’ que, con el marcador 1-1, hacer una chilena para la historia, poniendo al Real Madrid por delante camino de la ‘Decimotercera’. Ahora, después de una temporada hasta la fecha de ‘idas y venidas’ también con problemas físicos, el momento de Bale ha llegado. (¿Es Bale un jugador que da títulos?)
Todo el mundo esperaba un puñetazo suyo encima de la mesa y ante el Kashima lo dio. El Real Madrid tiene muy poco que ganar en el Mundial de Clubes y sí mucho que perder si no lo conquista, pero Bale puede coger confianza y ser decisivo nuevamente a final de temporada. Florentino Pérez y todos los directivos siguen con la eterna duda, pero su fiabilidad en las grandes citas parece estar hecha a prueba de bombas.
DEJA TU COMENTARIO