Sólo el árbitro evitó la remontada

El Madrid perdió en un partido loco ante un Sevilla que se vio beneficiado por la actuación arbitral. Calderón volvió a escuchar abucheos en el descanso que reclamaron su dimisión.





La lluvia, premonición de las lágrimas que propiciaría la actuación del árbitro del partido, González Vázquez, no abandonó el césped del Bernabéu en ningún momento. Tampoco lo hizo ese tufillo anti calderoniano que estalló a raudales antes de la finalización del primer tiempo. Ese “Calderón dimisión” fue la voz dictadora de un Bernabéu enfadado con sus jugadores, con su entrenador, con el árbitro y con un presidente que nunca se ha sentido plenamente respaldado por los suyos a pesar de los dos trofeos ligueros que consiguió llevarse a la boca.

Tras el descalabro de Getafe, con goles al inicio de la primera y la segunda mitad, el equipo de Schuster volvió a incidir en el mismo error. Concentración banal, insulsa e inapreciable. Navas, que estuvo como en el patio de su casa en la banda derecha del Sevilla, hizo fallar a Casillas, demostrando que, probablemente, el tuerto que ha mirado al plantel en el tema de las lesiones también lo hizo con él, y Adriano, que simplemente pasaba por allí, se encontró un balón que remachó a puerta vacía. Los Reyes Magos se adelantaban a la noche del 7 de diciembre.

El equipo de Bernd Schuster, al que la lluvia impedía salir del banquillo para dar las pertinentes órdenes, se movía a impulsos, casi a espasmos. Raúl, el madridista con más vergüenza de este equipo, hacía maratones interminables de banda a banda con el objetivo de contagiar a unos compañeros claramente superados por todo lo que en el Bernabéu se estaba empezando a cocer. La inteligencia de Guti al sacar rápidamente una falta que cabeceó Raúl a gol parecía servir de paraguas ante el chaparrón, tanto físico como ambiental, que se iba a gestar en Chamartín.

GONZÁLEZ VÁZQUEZ SE LO GUISÓ

Que el Real Madrid no jugaba el mejor partido de su vida era evidente, tanto como que González Vázquez es un árbitro de un nivel muy limitado. El Sevilla aprovechó que Kanouté le hizo una falta a ‘ciegas’ a Cannavaro para aclarar el panorama en el área a Romaric que, de cabeza, y más solo que el hijo de la familia del ‘Almendro’ en los primeros once meses del año, volvía a besar las redes de la portería del Bernabéu. Además, Squilacci, que quiso sentirse por unos momentos Rocky Balboa, golpeó ruinmente la cabeza de Gago con la impunidad propia de la ley impartida por el señor Vázquez. Por si esto fuera poco, Kanouté aprovechó un nuevo desbarajuste de la defensa blanca para tirarle un ‘penalti’ a Casillas que incrustó en la red. El Bernabéu no aguantó más. Apuntó a los jugadores, con premio especial para Marcelo, y para el presidente, que escuchó el grito más hiriente del mundo: “Calderón dimisión”.


 Sin embargo, este Real Madrid, en el que el fútbol está de huelga desde hace tiempo, tiró de la épica y la casta. Esos valores que potenciaron madridistas como Camacho o Benito y que recuperó Capello para la causa, reaparecieron personificados en jugadores como Gago o Higuaín. Los argentinos, cancheros, fajadores y, sobre todo, talismanes en todo tipo de remontadas, se repartieron un golito por barba para igualar el partido. El Bernabéu dejó de cebarse en el presidente y pasó a asustar al Sevilla. Y vaya si lo hizo. Los andaluces se encogieron de tal forma que el Madrid pasó del todo a la nada en cuestión de minutos.

GONZÁLEZ VÁZQUEZ SE LO COMIÓ

Los pañales sevillistas sólo podían ser mitigados por un comodín. Y éste llegó. González Vázquez se puso la ‘roja’ del Sevilla, firmó unas vacaciones de lujo a costa del Pizjuán y, de paso, volvió a demostrar lo malo que es. Palop, enamorado de la camiseta blanca, agarró descaradamente a Higuaín a lo que González Vázquez respondió con gesto de ojos parpadeantes digno del ‘ciego’ en el mus. Seguro que el Ramón Sánchez Pizjuán estará encantado de acoger al bueno de Vázquez en sus asientos en los meses de julio y agosto. Para rematar su nefasta actuación, el colegiado capó al Madrid expulsando a Robben por pedir el penalti que anteriormente se había zampado.

La heroica del equipo de Schuster, cortada cruelmente por un señor vestido de amarillo cuya conciencia no debería quedar limpia a tenor de las imágenes, dejó con la lengua fuera a los blancos. Renato aprovechó el enésimo error de Marcelo, metido en batallas ofensivas en las que no debía haberse asomado, para cabecear el cuarto tanto y finiquitar las esperanzas de un Madrid que vivió de su corazón hasta que González Vázquez se lo apuñaló.

Ficha técnica:

Real Madrid: Casillas, Salgado, Ramos, Cannavaro, Marcelo (Bueno 86’), Gago, Guti, Van der Vaart (Drenthe 45’), Robben, Higuaín y Raúl.

Sevilla: Palop; Konko, Squilacci, Escudé, Fernando Navarro (Drago 90’); Duscher y Romaric (Fazio 75’), Jesús Navas, Renato, Adriano (Capel 70’), Kanouté.

Goles: 0-1 Adriano (3’), 1-1 Raúl (18’), 1-2 Romaric (21’), 1-3 Kanouté (38’), 2-3 Higuaín (66’), 3-3 Gago (68’), 3-4 Renato (85’)

Árbitro: González Vázquez. Amonestó a Marcelo, Navas, Escudé, Robben, Kanouté, Gago, Fernando Navarro, Renato, Guti. Expulsó a Robben (76’).

Estadio: Santiago Bernabéu. Buena entrada 70.000 espectadores en una noche lluviosa.