De sobra es conocido que el Real Madrid siempre necesita pagar una cantidad ‘extra’ por un jugador. Su vendedor intenta sacar la mayor cantidad posible, alarga las negociaciones, tensa la cuerda y obliga a subir la oferta a Mijatovic y Ramón Calderón. Le sucedió antes y le sucede ahora.
En el caso de Milos Krasic, las sensaciones respecto a su cotización han vuelto a ser el peor compañero en su posible contratación. Cuando el sábado adelantamos en Defensa Central el interés del cuadro blanco en el centrocampista del CSKA, se habló de 12 millones de euros.
Ahora, días después y con muchos papeles con su nombre ya en escena, el precio se dispara hasta los 20 millones de euros. Y resulta que, por esa cantidad, Arshavin (objetivo que quedó en el olvido en las últimas semanas), está casi traspasado al Arsenal. El ruso, que siempre fue la primera opción hasta admitir que su estatus en el Zenit suponía un gran desembolso, estaría ahora más ‘a tiro’ que nunca.
Por tanto, como tantas veces ocurrió en el pasado, la dirección deportiva y Mijatovic a la cabeza, deberán intentar rebajar esas pretensiones o cambiar de carta. Los nombres vuelven a la palestra con Di María, el propio Arshavin, el carísimo Young, el brasileño Mancini… y euros, muchos euros por el camino.
DEJA TU COMENTARIO