Todos los integrantes del vestuario del Real Madrid reconocieron que la derrota cosechada en la jornada sexta del campeonato de Liga en territorio hispalense fue la más clara de las cosechadas por el conjunto blanco en lo que llevamos de temporada oficial. Un 2-1 en el marcador que reflejó lo que se vio sobre el terreno de juego, que no fue otra cosa que un absoluto dominio del equipo sevillista, en el que destacó sobremanera Jesús Navas, que hizo de la banda defendida por Marcelo una auténtica autopista.
Muchas hablaban que ese Sevilla era un serio candidato al título, incluso a la misma altura que el Real Madrid y el Barcelona. Sin embargo, las lesiones y la irregularidad mostrada por los de Manolo Jiménez han dado la razón a todos aquellos que pensaban que este equipo sólo podía aspirar a ser tercero, y con esa aspiración visitaba este fin de semana el estadio Santiago Bernabéu.
Y nuevamente con temperaturas rondando los cero grados en un invierno que parece resisitirse a abandonar la capital de España, el conjunto de Pellegrini se vengó de la mala imagen ofrecida en aquel partido de la primera vuelta. Y no sólo eso. El último precedente entre ambos equipos en el Bernabéu también era muy negativo para los intereses madridistas, ya que los sevillistas se impusieron por 3-4 en el Bernabéu, un resultado que supuso a la postre la destitución de Bernd Schuster como técnico merengue.
Con esta victoria, el Real Madrid confirmó además su hegemonía en los enfrentamientos particulares con el Sevilla en la capital de España, con un balance de 47 victorias merengues, 12 empates y 8 derrotas.
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